2 casos reales de violencia de género

Respuestas

Respuesta dada por: Abipjm
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1:
María C. se sentó frente a su computadora. Se había ido a la peluquería a peinarse con ese peinado coqueto que había visto el otro día en una revista. Se había pintado las uñas con diseños diferentes en cada uña: para ser moderna. Había sacado del ropero su vestidito rojo – ése de la minifalda que le gustaba lucir cuando iba a bailar con su novio – y se lo había probado con sus tacones nuevos. Estaba bien guapa y lo sabía. Así que decidió sacarse unas fotos y colocarlas en su página de Facebook. Al fin de cuentas, no había cambiado su foto de perfil desde hace muchos meses.

Subió las fotos y las respuestas no tardaron en llegar. ¡Qué guapa estás! ¡Bellísima! ¿Me prestas tus aretes? ¡Te ves mejor que nunca! Ochenta comentarios en una hora de parte de los amigos y de la familia. María C. se sintió como la mujer más bella del mundo.


Hasta que llegó su novio…

“¿Cómo te atreves?” le gritó, mientras le agarraba el brazo y le empujaba al sofá de la casa que compartían. “¿Acaso mi mujer es una z... para que se muestre así al mundo entero?”

“Pero si no he hecho nada malo…” intentó decir ella, con miedo en la boca, “sólo quise…”

Y la respuesta no tardó en llegar...

María C. nunca más lució el vestido rojo. Los zapatos nuevos se encontraron días después cuando unas amigas se fueron a la casa a buscarla porque no habían tenido más respuestas a sus posts en el Facebook.
2:
Marisa se considera una mujer fuerte y con personalidad y ha sido víctima de malos tratos durante más de una década. Hoy, es una mujer "feliz". De su relación asegura que "al principio era muy intensa porque los dos éramos muy pasionales, nos lo pasábamos muy bien y nos queríamos mucho". Con el tiempo todo fue cambiando y las cosas empezaron a ir de mal en peor. "Fue transformándose, pero me mantenía enganchada y absorbida, quizá por el recuerdo de aquellos primeros años". Pese a todo, reconoce que no era consciente de que estaba siendo víctima de malos tratos psicológicos. "Relativicé sus ataques de celos, su agresividad... Y ‘justificaba’ con cualquier argumento sus desprecios, sus ataques verbales, sus faltas de respeto... Lo que hoy llamo sus castigos emocionales".

Cuando empezaron los desprecios y los malos tratos psicológicos empecé a ir a una psicóloga, pero no porque me sintiera maltratada, entonces no me daba cuenta, sino porque me sentía vacía, triste, sola... Tras años de tratamiento y de leer mucho sobre autoayuda, empecé a identificarme con lo que leía, veía o escuchaba en los medios sobre violencia de género y me reconocí como una víctima de maltrato". Un día, "me empujó y me tiró al suelo mientras me tachaba de incompetente y profería otros insultos". En ese momento, sus sospechas quedaron definitivamente confirmadas.
Marisa asegura que, independientemente de lo que piensen los que lo ven desde fuera, "en mi opinión y por mi experiencia, cuando no hay agresiones físicas es muy difícil reconocer el maltrato, pero existe". Pese a todo lo vivido, "soy una mujer muy alegre, serena y equilibrada. Una mujer nueva, totalmente distinta a aquella que fui. He recuperado mi dignidad y mi autoestima y se me ha olvidado lo que es llorar. Ahora, mi vida es mía". Y lo más importante para Marisa es que "mi hija está contenta, feliz y muy cerca de mí. Dice que le gusta mucho la madre que tiene ahora, más que la de hace dos años. Y es que si tú no estás bien contigo misma, nada a tu alrededor funciona bien".
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