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Miguel Ramos Carrión, dramaturgo y periodista español es el autor del poema El seminarista de los ojos negros (no tristes). A pesar de que sus versos siempre estuvieron plasmados de humor, este poema en especial, tiene un gran toque de melancolía, y es su obra poética más famosa.
Algunos párrafos del mismo contienen:
Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.
Indica sin duda que aquel seminarista, también la observaba.
Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla: ¡Te quiero!, ¡te
quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.
Luego el poema finaliza con el entierro del seminarista, que pasa por la misma casa, y ella se da cuenta al observar que no va en el cortejo, sino dentro del ataúd. Ella, sin embargo, vive hasta muy vieja y recuerda siempre al seminarista de ojos negros.