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La Audiencia de Quito sufrió, en el siglo XVIII, una gran crisis obrajera rural que motivó el crecimiento de la industria doméstica y de los obrajes privados frente al progresivo descenso de los obrajes de comunidad. Las causas que desencadenaron la crisis del sector textil en la Audiencia de Quito no están aún determinadas, ya que se trata de un conjunto de circunstancias y no de un hecho aislado.
El obraje no es más que la producción de tejidos de lana en un recinto construido para tal efecto y realizado por una fuerza de trabajo. En la zona que nos concierne, la Real Audiencia de Quito, se caracterizó por estar integrado a los pueblos de indios o a las haciendas, siendo rural pero no un taller artesanal.
La desaparición de los obrajes de comunidad se estima que remonta a la década de 1720, coincidiendo con la prohibición del uso de mano de obra indígena para tales fines, así como con el surgimiento del régimen de hacienda que permitió lo que Salvador Lara ha denominado reflorecimiento de la textilería en obrajes privados, permitidos a los hacendados.
De hecho, desde mediados de siglo, la desarticulación de la fuerza de trabajo de los obrajes de comunidad era clara. La Real Audiencia de Quito en carta de dos de junio de 1646 al Virrey de Perú, Marqués de Mancera, recuerda la “decadencia de los obrajes de esos corregimientos (Riobamba, Latacunga, Otavalo), por falta de indios obreros, que se ausentaban de las villas y van a otros pueblos en busca de mejores salarios”. Al mismo tiempo, los testimonios de los viajeros que visitaron la Audiencia de Quito durante el siglo XVIII, coinciden con los informes y relatos de sus habitantes; la región estaba en una situación dramática de la que no se escapaba ningún nivel social.
Testimonios de la época así como estudios históricos sobre la industria textil colonial, coinciden en que el factor clave de la crisis de la producción obrajera en la Audiencia de Quito fue la competencia de textiles europeos que, desde finales del siglo XVII, invadían aquel mercado en cada vez mayores cantidades, con productos más baratos y de mayor calidad. Si a esto le sumamos las políticas llevadas a cabo por los Borbones, con el fin de salir de la crisis en la que se encontraba inmersa toda la monarquía, se puede entender el efecto negativo que tuvo para los obrajes quiteños. Además, desde la Guerra de Sucesión española y el Tratado de Utrecht (1715) se abrirán las puertas de las indias al navío de permiso inglés con las consecuencias negativas que esto ocasionó en la economía de la Real Audiencia de Quito, teniendo en cuenta, por ejemplo, el contrabando que originó.
El resultado fue la progresiva constricción de la producción obrajera lo cual avivo la añeja quimera del oro, ya que los inversores con dinero líquido decidieron retirar los capitales que antes destinaban al mantenimiento de los obrajes e invertirlos en la explotación de yacimientos mineros.
La crisis de la producción manufacturera no se reflejaba solamente en el masivo descenso de los obrajes, sino también en el de los trabajadores indígenas empleados en este sector textil. En esto es importante tener en cuenta los datos que nos ofrece la demografía, ya que vemos como el periodo de expansión de los obrajes coincide con un crecimiento de la población indígena en la sierra. El receso demográfico del siglo XVIII estuvo ligado a la decadencia de los obrajes, debido a la desaparición de los mercados inundados por textiles europeos después del acceso de los borbones. Las causas de ese fuerte descenso demográfico a principios del siglo XVIII hay que buscarlas en las consecuencias de una serie de catástrofes naturales.
La bajada de la producción minera es considerada como uno de los factores decisivos para la desaparición de los obrajes de comunidad. En el siglo XVIII la producción minera llega a su punto más bajo y la Corona en un intento por revitalizarla prohíbe el uso de fuerza indígena en los obrajes, lo cual da el golpe definitivo para que desaparezcan los obrajes de comunidad.
A pesar de que durante el siglo XVII la economía de la Audiencia de Quito se monitoriza más y la plata adquiere gran valor en el mercado, el descenso de las exportaciones textiles va a provocar una reducción de la llegada de plata a la región lo que agudizará la crisis económica que sufría la Audiencia de Quito.
En resumen, los obrajes privados fueron capaces de dar una mayor eficiencia en el uso de los recursos con unos costos de producción más bajos y salarios más altos. A esta competitividad, se suma la prohibición de la Corana de usar mano de obra forzada, la caída de la mina del Potosí así como la apertura del comercio transatlántico a mercaderes de distinta proveniencia, lo cual dio como resultado la crisis de la industria textil en la Audiencia de Quito.
El obraje no es más que la producción de tejidos de lana en un recinto construido para tal efecto y realizado por una fuerza de trabajo. En la zona que nos concierne, la Real Audiencia de Quito, se caracterizó por estar integrado a los pueblos de indios o a las haciendas, siendo rural pero no un taller artesanal.
La desaparición de los obrajes de comunidad se estima que remonta a la década de 1720, coincidiendo con la prohibición del uso de mano de obra indígena para tales fines, así como con el surgimiento del régimen de hacienda que permitió lo que Salvador Lara ha denominado reflorecimiento de la textilería en obrajes privados, permitidos a los hacendados.
De hecho, desde mediados de siglo, la desarticulación de la fuerza de trabajo de los obrajes de comunidad era clara. La Real Audiencia de Quito en carta de dos de junio de 1646 al Virrey de Perú, Marqués de Mancera, recuerda la “decadencia de los obrajes de esos corregimientos (Riobamba, Latacunga, Otavalo), por falta de indios obreros, que se ausentaban de las villas y van a otros pueblos en busca de mejores salarios”. Al mismo tiempo, los testimonios de los viajeros que visitaron la Audiencia de Quito durante el siglo XVIII, coinciden con los informes y relatos de sus habitantes; la región estaba en una situación dramática de la que no se escapaba ningún nivel social.
Testimonios de la época así como estudios históricos sobre la industria textil colonial, coinciden en que el factor clave de la crisis de la producción obrajera en la Audiencia de Quito fue la competencia de textiles europeos que, desde finales del siglo XVII, invadían aquel mercado en cada vez mayores cantidades, con productos más baratos y de mayor calidad. Si a esto le sumamos las políticas llevadas a cabo por los Borbones, con el fin de salir de la crisis en la que se encontraba inmersa toda la monarquía, se puede entender el efecto negativo que tuvo para los obrajes quiteños. Además, desde la Guerra de Sucesión española y el Tratado de Utrecht (1715) se abrirán las puertas de las indias al navío de permiso inglés con las consecuencias negativas que esto ocasionó en la economía de la Real Audiencia de Quito, teniendo en cuenta, por ejemplo, el contrabando que originó.
El resultado fue la progresiva constricción de la producción obrajera lo cual avivo la añeja quimera del oro, ya que los inversores con dinero líquido decidieron retirar los capitales que antes destinaban al mantenimiento de los obrajes e invertirlos en la explotación de yacimientos mineros.
La crisis de la producción manufacturera no se reflejaba solamente en el masivo descenso de los obrajes, sino también en el de los trabajadores indígenas empleados en este sector textil. En esto es importante tener en cuenta los datos que nos ofrece la demografía, ya que vemos como el periodo de expansión de los obrajes coincide con un crecimiento de la población indígena en la sierra. El receso demográfico del siglo XVIII estuvo ligado a la decadencia de los obrajes, debido a la desaparición de los mercados inundados por textiles europeos después del acceso de los borbones. Las causas de ese fuerte descenso demográfico a principios del siglo XVIII hay que buscarlas en las consecuencias de una serie de catástrofes naturales.
La bajada de la producción minera es considerada como uno de los factores decisivos para la desaparición de los obrajes de comunidad. En el siglo XVIII la producción minera llega a su punto más bajo y la Corona en un intento por revitalizarla prohíbe el uso de fuerza indígena en los obrajes, lo cual da el golpe definitivo para que desaparezcan los obrajes de comunidad.
A pesar de que durante el siglo XVII la economía de la Audiencia de Quito se monitoriza más y la plata adquiere gran valor en el mercado, el descenso de las exportaciones textiles va a provocar una reducción de la llegada de plata a la región lo que agudizará la crisis económica que sufría la Audiencia de Quito.
En resumen, los obrajes privados fueron capaces de dar una mayor eficiencia en el uso de los recursos con unos costos de producción más bajos y salarios más altos. A esta competitividad, se suma la prohibición de la Corana de usar mano de obra forzada, la caída de la mina del Potosí así como la apertura del comercio transatlántico a mercaderes de distinta proveniencia, lo cual dio como resultado la crisis de la industria textil en la Audiencia de Quito.
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que solo Quito falta cuenca guallaquil
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