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En la antigüedad hubo dos grandes escuelas que se dedicaron al estudio de la lógica: a) la aristotélica, y b) la estoica, que se desarrolló sobre la base de las enseñanzas de los megáricos. A través de su conexión con éstos últimos los estoicos cobraron interés por los enunciados condicionales y otras formas complejas de las proposiciones. Aristóteles se interesó preferentemente por el razonamiento tal y como es usado en el dominio de la geometría, por lo tanto, concentró su atención en las definiciones y proposiciones generales. Mientras que los argumentos dialécticos cultivados por Zenón eran de la forma “Si P, entonces Q”, Aristóteles ignoró la forma condicional del enunciado en su clasificación de las proposiciones. Los estoicos dividen la Lógica en Retórica y Dialéctica. El lenguaje y el razonamiento son dos propiedades fundamentales de la retórica, concebida ésta última como la ciencia práctica del discurso natural. Por el contrario, la dialéctica es el campo de estudio de la naturaleza real de las cosas, el conocimiento de lo que es verdadero o falso. La escuela megárica se caracterizó por: a) un marcado interés en el arte de discutir o erística, que concibieron como una rama superior de la dialéctica; b) una fuerte afinidad hacia las paradojas; c) el desarrollo del cálculo proposicional. Así, lograron una sutil elocuencia lógica, que dominaban virtuosa y casi prepotentemente, usando silogismos tales como "Tú tienes lo que no has perdido. Tú no has perdido nada, luego tú no tienes nada". La lógica aristotélica es complementaria con la lógica estoica puesto que en esta última no hay nada que conduzca a rechazar la validez de la silogística aristotélica; los estoicos no negaron un solo modo de Aristóteles ni tuvieron siquiera la intención de hacerlo. Mientras que Aristóteles concentró su atención sobre aquellas inferencias que envuelven relaciones entre términos generales, los estoicos se ocuparon de aquellas otras que dependen exclusivamente de las nociones expresadas por las conectivas en el seno de enunciados complejos. Los estoicos hablaron de la verdad como estando “en” o siendo “respecto de” proposiciones. A su vez, ciertas funciones proposicionales son verdaderas para todos o algunos valores de sus variables. En cuanto a las representaciones, una de éstas es verdadera, si y solo si es verdadera una proposición que la describe con exactitud; por ejemplo la proposición “Es de día” es verdadera, y también su representación, si en efecto es día. Por el contrario, una representación falsa es la que es tal, que será falsa una proposición que la describa con exactitud; por ejemplo cuando al ver un remo parcialmente sumergido en el agua se describe la representación a través de la proposición “El remo está doblado”. Podría pensarse que “verdad” significaba para los estoicos la característica de ser verdadero, pero en el uso lingüístico estoico no ocurría así. Según Sexto los estoicos dicen que lo verdadero se distingue de la verdad de tres modos: en esencia, en constitución y en significación. Difieren en esencia porque lo verdadero es incorpóreo, en tanto que la verdad es un cuerpo; en constitución puesto que la verdad supone conocimiento de muchas verdades, mientras que lo verdadero es algo simple; difieren en significación pues la verdad pertenece al conocimiento y lo verdadero no (la verdad se halla sólo en el hombre bueno, pero incluso un hombre malo puede decir algo verdadero
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