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Cuenta la leyenda, que había un indio al que se llamaba Cantuña.
Los franciscanos le asignaron una labor complicada que era la de construir una Iglesia en Quito. Cantuña, aceptó y dijo que lo iba a construir en seis meses, pero que a cambio, pedía una muy buena cantidad de dinero.
La hazaña parecía algo casi imposible, pero Cantuña puso su máximo esfuerzo y empeño, juntó a los mejores indígenas para avanzar rápido. Cuando ya estuvo por acabar el quinto mes, Cantuña no había avanzado lo suficiente. Él muy desesperado, pensó vender su alma al diablo a cambio de que le ayuden a terminar lo más rápido su construcción.
Cuando se hizo el pacto, los diablillos empezaron a avanzar la construcción de una manera insuperable. Cantuña estaba convencido de que iba a perder su alma, pero para no perderla, se le ocurrió una idea única y muy fantástica.
Escabulléndose en la edificación sin ser visto, cogió la ultima piedra que iba a ser usada para terminar la construcción, y luego, escribió:
"Quién ponga esta ultima piedra en su lugar, reconocerá que Dios es más grande que. El Diablo al notar aquella terrible advertencia, sin demora huyo dejando todo casi al acabar, y Cantuña logró así salvar su alma y ganar su ansiada apuesta.
Espero que te sea de gran ayuda saludos
Los franciscanos le asignaron una labor complicada que era la de construir una Iglesia en Quito. Cantuña, aceptó y dijo que lo iba a construir en seis meses, pero que a cambio, pedía una muy buena cantidad de dinero.
La hazaña parecía algo casi imposible, pero Cantuña puso su máximo esfuerzo y empeño, juntó a los mejores indígenas para avanzar rápido. Cuando ya estuvo por acabar el quinto mes, Cantuña no había avanzado lo suficiente. Él muy desesperado, pensó vender su alma al diablo a cambio de que le ayuden a terminar lo más rápido su construcción.
Cuando se hizo el pacto, los diablillos empezaron a avanzar la construcción de una manera insuperable. Cantuña estaba convencido de que iba a perder su alma, pero para no perderla, se le ocurrió una idea única y muy fantástica.
Escabulléndose en la edificación sin ser visto, cogió la ultima piedra que iba a ser usada para terminar la construcción, y luego, escribió:
"Quién ponga esta ultima piedra en su lugar, reconocerá que Dios es más grande que. El Diablo al notar aquella terrible advertencia, sin demora huyo dejando todo casi al acabar, y Cantuña logró así salvar su alma y ganar su ansiada apuesta.
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