Respuestas
En el paleolítico, las sociedades tenían 2 características:
-Bja población.
-Se formaban en grupos muy pequeños.
Todo esto se debe a que los recursos eran muy limitados, debido al territorio en el que se encontraban.Su esperanza de vida era demasiado corta, como mucho 35 años de edad.
Se dividían en los llamados clanes.Todos los utensilios que tenían eran de todos los componentes del clan, puesto que todo lo que hacían era un trabajo en grupo.
En las zonas donde había mayores grupos de personas, era debido a que la zona donde estaban asentados, tenían mayores recursos.
Las excavaciones(yacimientos) estos clanes, estaban próximos unos a otros, a partir de esto, loa arqueólogos elaboraron una hipótesis de las posibles buenas relaciones entre ambos clanes, debido a su cercanía
La propiedad privada: En el Paleolítico no existía. Con la aparición de la agricultura empieza a aparecer. Para convertir una zona salvaje (improductiva) en productiva se requiere mucho trabajo.
La gente sólo está dispuesta a hacer este trabajo si tiene la seguridad de que la tierra será suya = aparición de la propiedad privada.
Con el trueque, el excedente y la propiedad privada aparece la desigualdad social y la riqueza, que en la Edad de los Metales provoca la aparición de las clases sociales
LAS SOCIEDADES PALEOLÍTICAS
Durante el período paleolítico, en las civilizaciones habitadas por los llamados cazadores-recolectores, se obtenía lo necesario para el desarrollo social a través de la caza, la pesca y la recolección. No solo en lo que hace a la alimentación, sino también en aquello que hace a la vestimenta, la vivienda, los artefactos utilizados en ceremonias religiosas, etc. El hombre paleolítico, al recorrer permanentemente un territorio determinado, observaba la existencia de ciertos lugares adecuados para ser aprovechados, con el objeto de protegerse ante peligros o como abrigo. De este modo, el hombre, los visitaba con frecuencia y los utilizaba como vivienda temporalmente. El conocimiento de estos refugios formará parte del patrimonio cultural de cada pueblo, lo cual se irá transmitiendo de generación en generación.
André Maurois señala, respecto a los habitantes primitivos del valle del Vézère, que “las grutas, tan numerosas como conejeras a orillas de un bosque, formaron antaño algo así como una ciudad prehistórica”. Sin embargo, independientemente de la opinión de Maurois, no pueden aplicarse ni los conceptos de sedentarismo, ni -aún menos- los de ciudad, a los primitivos refugios paleolíticos.
En el seno de estas sociedades nómadas, no pueden hallarse viajes que ingresen en el análisis turístico; pues este análisis, en todo caso, recién toma sentido cuando el hombre se transforma en sedentario. El viaje turístico-preturístico requiere de la existencia de un lugar de residencia habitual, es decir, necesita del sedentarismo para que se produzca. La circularidad se produce tras la vuelta a la sociedad (o comunidad) emisora. Y hasta la revolución neolítica -y la aparición de las nuevas formas de producción-, no puede realizarse un análisis de éste tipo.
Obviamente, el hombre paleolítico cambiaba de lugar, viajaba, migraba. Era nómada. La búsqueda de satisfacción de sus necesidades lo llevaba a cambiar de lugar, a moverse. Este primer comportamiento se manifiesta también en los viajes de tipo turístico; pues podemos considerar que el turismo es una forma de migración momentánea y periódica. Así, las sociedades paleolíticas entraban en un contacto cultural con otras sociedades distintas, existiendo la posibilidad de que se haya practicado el comercio con ciertas limitaciones. El cambio de lugar de residencia, permitía que el hombre se encontrase con individuos de similar naturaleza. Krotz refiere que el encuentro entre miembros de un grupo humano con miembros de otro grupo trajo como consecuencia la aparición de un problema cognitivo. A partir de la reflexión, debía aclararse si aquellos seres vivientes no pertenecientes al grupo propio presentaban características propias de la naturaleza humana, diferenciándolos tanto de los seres infrahumanos (algún tipo de animal especial) como de seres suprahumanos (espíritus, demonios y dioses). El paso decisivo de esta reflexión tenía lugar cuando, a pesar de las diferencias notorias entre grupos, se reconocía como iguales al otro grupo.
También se manifestaba una separación temporal, al igual que en cualquier comunidad, entre los tiempos de producción y entre los tiempos no dedicados a ello. Claro que es muy temprano aún para poder hablar de ocio en las sociedades paleolíticas, o mejor dicho, de una conciencia del ocio y utilización del tiempo libre, tal como se concibe actualmente. Sin embargo, el antropólogo E. Krotz menciona que en esta sociedad nómada existía gran parte del tiempo que no se utilizaba para el trabajo, y puede ser considerada como la primera “sociedad de abundancia”:
“... se evidencia que esos cazadores y recolectores tenían, por así decirlo, “libre” la mayor parte de sus días para otras cosas (aunque, desde luego, no se daba una separación como la que existe en el presente, entre tiempo de trabajo y tiempo libre)”