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El desarrollo del Karate se centra en la isla de Okinawa, entre Japon y China, un Arte Marcial hijo de múltiples herencias. Al ser prohibidas las armas por las autoridades, se creó un estilo de lucha usando las armas naturales del cuerpo, llegando a constituir lo que hoy se conoce por Karate-Do.
Su origen se ubica en la India, hace 5.000 años, donde se desarrollo un sistema de defensa sin armas, partiendo de la observación de los movimientos de los animales y su forma natural de defensa. Puestas en práctica estas técnicas, se fueron descubriendo sus efectos y a la vez los puntos mortales y vulnerables del ser humano.
El Monje Budista Bodhidarma fue el introductor en china de estos sistemas de lucha, que eran practicados junto a la meditacion en el templo de Shaolin. Okinawa al encontrarse situada entre China y Japon y haber estado dominada por la ocupación de ambos, fue el lugar de encuentro y fusión de las dos culturas.
El desarrollo del Karate-Do se centró fundamentalmente en las ciudades de Shuri, Naha y Tomari. Los maestros Azato Yasutsune, e Itosu Ankoh, constan como pioneros. El maestro Itosu (1830-1915) dio al Karate-Do una imagen más popular cambiando la idea misteriosa que existía de él, llegando a ser un método de educación física en las escuelas de Okinawa.
En el año 1.922 el entonces príncipe de Japón Hirohito, presenció una exhibición de este arte en una visita oficial a Okinawa, solicitando el traslado de un experto a Tokio. El maestro elegido fue Gichin Funakoshi (1868-1957), un hombre culto, profesor de escuela, gran pedagogo que logró demostrar a la clase intelectual de Japón la eficacia de este Arte. Funakoshi había aprendido con los expertos más relevantes de Okinawa, destacando Itosu y Azato.
El Karate-Do recibió un gran impulso en las universidades de Japón, con el maestro Funakoshi al frente que lo difundió en la clase intelectual e impartió conferencias sobre sus beneficios físicos y espirituales, viviéndose un momento histórico para nuestro Arte.
El ideograma Kara (Vacío) y Te (Mano) junto con el Do (Camino o Vía), llego a integrar nuestro arte en el Budo Japonés, con el concepto de perfeccionamiento no sólo físico y técnico sino también personal e intelectual a través de las Artes Marciales, colocando el Karate-Do en el código de ética moral del Bushido.
El maestro Funakoshi tuvo muchos y grandes alumnos, como el maestro Masatoshi Nakayama, gran investigador y divulgador del Karate-Do, que fue quien tomó el puesto de Funakoshi a su muerte como instructor jefe de la J.K.A (Asociación Japonesa de Karate-Do), Nakayama fue el precursor de las primeras competiciones de Karate-Do y a él se le debe en gran parte la expansión de este arte por todo el mundo. M. Nakayama formó la más prestigiosa generación de instructores de Karate-Do Shotokan, donde destaca la presencia del Maestro Hidetaka Nishiyama.