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El mito de su belleza y su poder, forjado desde el mandato de Hammurabi, conquistó al mundo antiguo llegando a fascinar a Alejandro Magno, quien trataba de resucitar su esplendor cuando le sobrevino la muerte.
No fue hasta el s.XIX cuando la verdadera Babilonia comienza a ver la luz, gracias a las primeras expediciones de arqueólogos alemanes. A partir de este momento el mundo entero comenzó a tomar conciencia de la verdadera dimensión histórica de la vieja Babilonia, de su soberbia arquitectura, su inmeso patrimonio y del legado de la que fuera capital del Imperio Babilónico.
La observación de los astros, la escritura cuneiforme, las matemáticas;la recopilación por escrito de las leyes, la medicina, el arte de adivinar, o los avanzados sistemas de irrigación, son sólo una parte de su legado…El esplendor cultural que Babilonia irradió a todo su mundo contemporáneo, fue inmenso. Pero durante la mayor parte de nuestra Historia, la antigua ciudad de Babilonia ha estado soterrada entre mitos y leyendas que la identificaron con una ciudad, soberbia, lujuriosa, bella y opulenta. Incluso en la Biblia es descrita como «La Gran Ramera».Babilonia se encontraba ubicada en lo que es actualmente la región Iraquí. A esta tierra bajo el control sumerio llegaron grupos semitas como los acadios y los amorreos, provenientes de un país llamado Martu. Este suceso indica el declive y caída de la III Dinastía del Imperio de Ur y el nacimiento del Imperio babilónico, que se desarrollaría, con intermitencia, entre los años 2003 y 539 A.C y fue uno de los grandes imperios que dominaron la región de Mesopotamia. Los amorreos lograron imponer sus dinastías en las principales ciudades mesopotámicas y la más importante llegó a ser Babilonia, ( Bávilou, significa “puerta de Dios”).
La ciudad, ocupada por el rey amorreo Sumuabum (18941881 A.C), fundador de la nueva dinastía se convirtió en un gran centro político, religioso, económico y cultural. Sus cuatro siguientes sucesores, crearon el reino amorreo más importante de toda la región que alcanzaría su máximo esplendor con la figura de Hammurabi, rey más importante de la primera dinastía de Babilonia, que reinó entre los años 1792 y 1750 A.C. El cimentó y forjó las bases del Imperio babilónico. Durante su reinado estableció como idioma oficial la lengua acadia, y como religión el culto al dios Marduk. Con su mandato, la ciudad de “Babirum”, Babilonia, (La Babel citada en la Biblia), adquiere gran poder convirtiéndose en la capital de un nuevo imperio cuyo dominio e influencia abarcaría toda la región de Mesopotamia.