Respuestas
Las hormonas femeninas son muchas y variadas. Nos afectan en nuestro estado de ánimo, en nuestro apetito sexual, en nuestra relación de pareja y en otras muchas parcelas de la medicina.
Somos química, puritita química, y por eso conocer qué síntomas pueden producir la alteración de unas u otras hormonas es muy importante para tu equilibrio y para saber si debes acudir al médico a una revisión.
EstrógenosEs una de las principales hormonas femeninas. Regulan la actividad del aparato genital, favorecen la flexibilidad de los capilares, la resistencia de los huesos y previenen determinados problemas respiratorios. Cuando bajan hay nerviosismo, ansiedad, dolores musculares, sofocos y molestias premenstruales.
ProgesteronaInterviene en el ciclo menstrual y en la actividad del aparato genital. Si hay desequilibrio, el cuerpo retiene más líquido y se hincha (pueden darse náuseas, irritabilidad, somnolencia y cansancio).
DEAAumenta la resistencia del cuerpo ante la fatiga y mejora la elasticidad de músculos y piel. Si desciende, pueden aparecer debilidad y dolores musculares, fatiga acusada, pérdida de memoria y bajada de defensas.
TestosteronaOtra de las hormonas femeninas más importantes es la testosterona. Aumenta el deseo sexual femenino, favorece la autoestima y hace que el cuerpo retenga menos grasa y la elimine más fácilmente. Su aumento provocaría agresividad e irritabilidad; su bajada, pérdida de deseo sexual.
CortisolRegula la respuesta del organismo ante el estrés, activando la producción de adrenalina. Si suben sus niveles puede aparecer nerviosismo, ansiedad y taquicardias. Si son muy bajos, cansancio, desánimo y disminución de la masa muscular.
OxitocinaAumenta la sensibilidad del aparato genital, el deseo y el grado de placer en las relaciones sexuales. Si desciende, habría pérdida del deseo sexual e imposibilidad para llegar al orgasmo.
TiroideasOtra de las hormonas femeninas que más nos pueden afectar a nuestro estado de ánimo es la hormona tiroidea. Regulan el metabolismo y la forma en que el cuerpo quema las calorías de los alimentos. Cuando baja su cantidad pueden aparecer subidas de peso, fatiga crónica y depresión. Si es demasiado alta, pérdida de peso, problemas en los ojos, convulsiones, incapacidad para relajarse y ansiedad.