• Asignatura: Religión
  • Autor: leticiaalvarez
  • hace 9 años

por favor un resumen de la biografía de nicolas ayllon

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Respuesta dada por: marimar25253ozbbrl
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La sublime paradoja de un sastre indígena que, siendo simple laico, fundó en Lima una casa religiosa para españolas pobres, sobresalió por su caridad, recibió luces proféticas y murió en olor de santidad.

Con demasiada frecuencia la palabra "indigenismo" significa la exaltación de las sociedades primitivas y hasta salvajes, al gusto de cierta izquierda neomarxista que, a través de la revolución cultural,busca llevarnos hacia un comunismo neotribal y anárquico.

Hay sin embargo un indigenismo verdadero, que nace del aprecio por las cualidades y talentos propios de las razas aborígenes, las cuales, cuando se dejan modelar por el espíritu de la Iglesia, dan frutos admirables de fe y civilización. Ejemplo de esto son los numerosos indígenas que, en toda América Latina, fueron auténticos modelos de vida y santidad. Entre ellos sobresale en el Perú el siervo de Dios Nicolás de Ayllón, que ya en vida era conocido como "Nicolás de Dios" o "el Indio Santo".

Un niño aborigen predestinado

En el siglo XVII los Padres franciscanos habían establecido en el valle de Llampallec —actual Lambayeque— la doctrina de Chiclayo, que en poco tiempo se convirtió en próspero pueblo de indios moches. Allí nacía el 4 de marzo de 1632 Nicolás, el menor de siete hijos del matrimonio del indio noble don Rodrigo Puycón o Pulcón con doña Francisca Faxollem. De excelente índole, a la edad de ocho años el pequeño fue entregado a la tutela del religioso franciscano P. Fray Juan de Ayllón.

Dos años después, éste debió trasladarse a Lima junto con otros religiosos, y llevó consigo a Nicolás. Era verano, época de lluvias, y el río Santa estaba muy crecido; pero la comitiva decidió arriesgar el cruce. Las cabalgaduras de los religiosos consiguieron atravesar, pero la mula de carga sobre la cual montaba el pequeño Nicolás perdió pie y comenzó a ser arrastrada por la corriente. En ese momento, relata el P. Vargas Ugarte, "sin saber cómo, una mano poderosa lo condujo sano y salvo hasta la orilla con admiración de todos": claro indicio de la predilección de Dios por aquel niño.

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