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Desde la época de Aristóteles se ha venido estudiando la capacidad emocional de los animales y más tarde Charles Darwin continuo indagando en esa área, tras sus observaciones logro determinar que los animales podrían desarrollar y transmitir emociones relacionadas al dolor, felicidad, placer o tristeza, razón por la cual desde ese momento humanos y animales se han visto relacionado en un lazo cada vez más estrecho.
Además basándonos en la neuroanatomía, el sistema límbico, el cual es el encargado de regular y producir emociones se encuentra presente en mamíferos, reptiles y aves.
La próxima vez que te perro, gato o loro note que estas triste, feliz o enfadado, no te sorprendas, ellos también reconocen en nosotros nuestro estado anímico y la mayoría de las veces empatizan con notros.