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Explicación:
Desde inicios del siglo XX, el Estado ecuatoriano
elaboró políticas sociales que acompañaron el incipiente desarrollo industrial y del sector público, a
través del despliegue de acciones de educación, seguridad social y asistencia. Esta asunción del Estado
de “lo social” se intensificó con el boom petrolero y la
política de sustitución de importaciones de los años
setenta y se desaceleró a partir de 1982 con la introducción de medidas de ajuste estructural. Se puede
verificar que tanto el alcance como el tipo de política
social que se ha privilegiado han estado en estrecha
relación con los modelos de desarrollo y con el reparto de roles que en este contexto se ha realizado
entre el Estado, el mercado y la sociedad.
En este texto pasamos revista histórica a las políticas
sociales del Ecuador en el período que arranca en los
años cincuenta. De acuerdo con la literatura especializada, estas políticas se inscriben primeramente
en tres grandes tipos generales: la caridad, la filantropía y el Estado social (Castel, 1995). La “caridad”
hace referencia a una relación de dependencia y
protección cercana: se ayuda a un prójimo que se
encuentra en dificultades o en riesgo de distanciamiento social, a través de redes primarias de solidaridad. Podríamos decir que se trata de un régimen
de don gratuito, en el que aquel que tiene recursos
simplemente entrega ayudas, sin requerir del receptor ninguna contraprestación, es decir, que no se
genera ninguna deuda o compromiso. En este sentido, se diferencia radicalmente del sistema de “don
y contradon” de las comunidades no modernas, que
implican un círculo entre dar, recibir y devolver a
partir de un sistema complejo de deudas. La “filantropía” comparte el tipo de relación de protección
cercana y dependencia, pero se da en el marco de
contextos modernos, a través de relaciones de tutelaje y patronato, concebidas como relaciones personales y afectivas entre clases distintas. Esta relación
implica dependencia directa hacia las clases dominantes, que asumen una función moralizadora de
los demás. Las políticas del “Estado social”, si bien se
apoyan en los dos primeros tipos de políticas para
definir sus intervenciones, generalmente, se diferencian de ellas por su intento de romper con la relación de dependencia directa entre clases sociales,
a través de acciones que tienen como característica
una cierta imparcialidad, objetividad y el recurso a
un modelo de derechos. El Estado se convierte, de
esta manera, en un intermediario que, por un lado,
capta los recursos a través de impuestos y cotizaciones, para luego distribuirlos hacia la satisfacción
de diversas necesidades políticas, económicas, productivas, sociales y ambientales. Sin embargo, es
también posible que el Estado falle en su propósito
de objetividad y establezca nuevas dependencias a
través de políticas clientelares muy cercanas a una
filantropía estatal.
Como línea de análisis, en este texto recurrimos a las
tesis planteadas por Amartya Sen en su teoría evaluativa de capacidades, a partir de la lectura que
realiza De Munck (2008). Según este autor, hay al
menos tres formas de hacer política que no implican
una política de capacidades y que son las que se
han aplicado en Ecuador en el siglo XX. La primera
forma es aquella defendida por los liberales y corresponde a un Estado liberal con acciones bastante limitadas por parte del Estado. La segunda forma
se presenta como un conjunto de respuestas