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Impuntualidad
¿Qué hacemos con ese trabajador que llega cinco o diez minutos tarde de forma sistemática? La aceptación no es una opción, porque de este modo sólo provocaremos que el resto de compañeros, ante la impunidad de esta falta, imite su comportamiento convirtiendo un caso aislado en un auténtico problema laboral.
Este conflicto en el trabajo puede solventarse a través de la instalación de sistemas de medición en la oficina y la implantación de una estrategia positiva, como un sistema de bonos por puntualidad, de modo que los empleados responsables vean premiada su profesionalidad.
Mentiras, rumores y comportamientos negativos
Obviamente, la clave para evitar este problema reside en desarrollar un proceso de selección de personal de calidad, prescindiendo de aquellos candidatos que pueden influir negativamente en el ambiente laboral.
Pero si ya contamos con algún empleado que no para de quejarse, criticar a sus compañeros, extender rumores o inventar historias para justificar su falta de productividad, nuestra mejor baza para superar el conflicto laboral es mantener un encuentro con la persona en cuestión, ejerciendo un liderazgo motivacionalque provoque un cambio de actitud y, por ende, mejore el clima en el trabajo.
Un problema de ruido
Cuando los empleados no cuentan con despacho propio y trabajan codo con codo en una misma sala, el volumen de una radio, estridentes charlas entre compañeros o conversaciones telefónicas con un tono de voz excesivamente alto pueden molestar al resto de miembros presentes, generando desconcentración, falta de productividad y estado de crispación en el equipo.
Estas consecuencias en el rendimiento laboral pueden evitarse mediante la elaboración de un código de conducta en la oficina, un compendio de reglas que regulen la convivencia en la oficina, como usar auriculares para escuchar música, trasladar las charlas a las zonas comunes o definir un lugar para las reuniones de trabajo.
Dar a conocer estas pautas de comportamiento cívico será importante si queremos que los empleados sean conscientes de las mismas y no está de más colgar carteles recordatorios en lugares visibles con las prácticas más habituales.
Cuando la jornada laboral se pasa en la red
Hoy día, no debemos prohibir el uso de las redes sociales ni internet, puesto que se han convertido en una herramienta de interactuación y búsqueda de información fundamental.
Ahora bien, si los empleados dedican su tiempo a chatear y publicar post y tweets o navegar por páginas que nada tienen que ver con su trabajo, debemos intervenir.
¿Cómo? Fijar objetivos e implantar una evaluación del desempeño que determine la consecución de las metas de cada puesto nos permitirá conocer si el trabajador está invirtiendo su jornada laboral adecuadamente
¿Qué hacemos con ese trabajador que llega cinco o diez minutos tarde de forma sistemática? La aceptación no es una opción, porque de este modo sólo provocaremos que el resto de compañeros, ante la impunidad de esta falta, imite su comportamiento convirtiendo un caso aislado en un auténtico problema laboral.
Este conflicto en el trabajo puede solventarse a través de la instalación de sistemas de medición en la oficina y la implantación de una estrategia positiva, como un sistema de bonos por puntualidad, de modo que los empleados responsables vean premiada su profesionalidad.
Mentiras, rumores y comportamientos negativos
Obviamente, la clave para evitar este problema reside en desarrollar un proceso de selección de personal de calidad, prescindiendo de aquellos candidatos que pueden influir negativamente en el ambiente laboral.
Pero si ya contamos con algún empleado que no para de quejarse, criticar a sus compañeros, extender rumores o inventar historias para justificar su falta de productividad, nuestra mejor baza para superar el conflicto laboral es mantener un encuentro con la persona en cuestión, ejerciendo un liderazgo motivacionalque provoque un cambio de actitud y, por ende, mejore el clima en el trabajo.
Un problema de ruido
Cuando los empleados no cuentan con despacho propio y trabajan codo con codo en una misma sala, el volumen de una radio, estridentes charlas entre compañeros o conversaciones telefónicas con un tono de voz excesivamente alto pueden molestar al resto de miembros presentes, generando desconcentración, falta de productividad y estado de crispación en el equipo.
Estas consecuencias en el rendimiento laboral pueden evitarse mediante la elaboración de un código de conducta en la oficina, un compendio de reglas que regulen la convivencia en la oficina, como usar auriculares para escuchar música, trasladar las charlas a las zonas comunes o definir un lugar para las reuniones de trabajo.
Dar a conocer estas pautas de comportamiento cívico será importante si queremos que los empleados sean conscientes de las mismas y no está de más colgar carteles recordatorios en lugares visibles con las prácticas más habituales.
Cuando la jornada laboral se pasa en la red
Hoy día, no debemos prohibir el uso de las redes sociales ni internet, puesto que se han convertido en una herramienta de interactuación y búsqueda de información fundamental.
Ahora bien, si los empleados dedican su tiempo a chatear y publicar post y tweets o navegar por páginas que nada tienen que ver con su trabajo, debemos intervenir.
¿Cómo? Fijar objetivos e implantar una evaluación del desempeño que determine la consecución de las metas de cada puesto nos permitirá conocer si el trabajador está invirtiendo su jornada laboral adecuadamente
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