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La descolonización de África se basa en tres circunstancias distintas: el deseo de los pueblos indígenas a independizarse, la distracción europea por los asuntos mundiales y el resentimiento popular contra el racismo y la desigualdad.
El deseo africano de independencia se basó en la contemplación de la exitosa revolución y, su consecuente autogobierno, de India, dirigida por Mahatma Gandhi en su respectivo caso.
En segundo lugar, la descolonización tuvo lugar en el ámbito internacional de la Guerra Fría. Debido a los esfuerzos que la URSS llevaba a cabo para promulgar su ideología comunista, las potencias europeas temían que sus colonias se volvieran hacia el comunismo como una forma de obtener la independencia.
El racismo fue la tercera circunstancia que afectó al proceso descolonizador. Las colonias africanas, a diferencia de las colonias americanas, no tenían un mestizaje racial importante, ya que los colonos europeos no se habían asentado y mezclado con los nativos. En vez de eso, los prejuicios racistas habían calado hondo en la conciencia europea, que veía a los africanos como inferiores, ya sea por las diferencias culturales, la falta de participación política o la educación inferior de los africanos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, y deseando quitarse la carga económica de mantener grandes imperios, las fuerzas aliadas prometieron la independencia de África.
La educación superior de ciertas personas fue clave a la hora de informar y activar a las multitudes. Soldados africanos que luchaban en el extranjero o estudiantes africanos que fueron también al extranjero a estudiar, tomaron una visión más amplia del mundo y sus opiniones contemporáneas.
Los líderes africanos se dieron cuenta que África había sido clave a la hora de ganar la Segunda Guerra Mundial. Algunos de estos líderes nacionalistas eran: Jomo Kenyatta(Kenia), Nkrumah (Costa de Oro, hoy Ghana), Senghor (Senegal) y Houphouët-Boigny (Costa de Marfil). Desde el punto de vista africano, las colonias estaban ayudando a sus señores colonos a combatir a un enemigo desconocido sin mencionar la palabra independencia. Algunos líderes como Verwoerd y Vorster de la Unión Sudáfricana apoyaron a Hitlermientras que la mayoría de los gobernadores de las colonias francesas reconocieron lealtad al gobierno de Vichy hasta 1943. La propaganda alemana durante la guerra tuvo un papel muy importante en este desafío al poder británico. Debido a que Japón había comenzado su proceso imperialista en el lejano oriente, se produjo una escasez de materiales como el caucho y algunos minerales. África se vio obligada a hacer frente a esta escasez, beneficiándose grandemente de dicho cambio: las industrias locales emergentes trajeron nuevos pueblos, y las ciudades existentes doblaron su tamaño, crecimiento social e industrial trajo más alfabetización y con ella los periódicos pro-independentistas
En 1941, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill se reunieron para discutir cómo sería el mundo de la posguerra. El resultado fue la Carta del Atlántico. Uno de los puntos de la carta, introducido por Roosevelt, fue la autonomía de las colonias imperiales. Por lo tanto, tras la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido se vio presionado a cumplir los términos de la Carta.
En la mayoría de las colonias británicas y francesas, los dos mayores colonizadores de África, la transición a la independencia se produjo de forma pacífica. En la conclusión de la descolonización, África sufría una gran inestabilidad política, pobreza económica y dependencia de las potencias debido a la deuda pública. La inestabilidad política nació de la introducción en África de ideología marxista o de la influencia capitalista, así como de las diferencias raciales, que incitaban a guerras civiles, formándose grupos nacionalistas negros, que participaban en ataques violentos contra los colonos blancos, intentando así poner fin al gobierno de la minoría blanca.
Las fronteras decididas generalmente de manera arbitraria por las potencias europeas durante la colonización fue otra fuente de violencia, ya que algunas de las nuevas naciones no estaban de acuerdo con el trazado de límites poco respetuosos de las comunidades. Aunque la mayoría de las naciones africanas ya han aceptado sus fronteras, existen disputas hoy en día como la de Chad y Libia, Etiopía y Somalia, Etiopía y Eritrea, Nigeria y Camerún o Sudán y Sudán del Sur.
En un intento de influir al tercer mundo para adoptar la ideología de capitalismo o comunismo, los Estados Unidos y la URSS dieron créditos de comida y dinero a las naciones africanas. Para alimentar, educar y modernizar a sus masas, África tomó prestado grandes cantidades de dinero de varias naciones, banqueros y compañías. Como pago, los prestamistas trataron de influir políticamente la situación africana. Sin embargo, el dinero prestado no arregló la situación económica, ya que gran parte de ese dinero fue despilfarrado por dictadores corruptos, ignorándose así asuntos sociales como la educación, la salud y la estabilidad de prostitución política.