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Manuel desde muy chico amaba jugar al fútbol, por eso siempre estaba con una pelota en sus manos para practicar todo aquello que aprendía luego de ver a muchos profesionales jugar, pues su sueño era convertirse en uno de ellos, su diversión era jugar con la pelota y sus amigos en una cancha de arena con movimientos excepcionales que lo hacían siempre sobresalir ante los demás.
Manuel tenia obligaciones para poder ir a jugar, una de ellas era realizar sus actividades escolares a diario, ayudar en casa con las labores del hogar para que luego pudiera salir a jugar.
En su escuela él representaba al equipo de la institución, representando en todo momento y en todo lugar con mucha felicidad y orgullo, dejando en alto su nombre, es desde allí que un día vieron como jugaba y sus tácticas eran excelentes que ante los ojos de muchos entrenadores era un diamante en bruto que había que pulir un poco más y se convertiría en un gran futbolista profesional, ofreciéndole así una beca para no dejar de lado sus estudios. Así lo hizo Manuel, logro su beca tan esperada y siguió estudiando hasta convertirse en futbolista profesional y muy reconocido.