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La madurez física y sexual que se produce durante la pubertad es el resultado de cambios hormonales. A medida que el adolescente se acerca a la pubertad, la glándula pituitaria o hipófisis produce y libera hormonas que circulan por la sangre.
Esta glándula se encarga de segregar varias sustancias, entre ellas las gonadotropinas, las cuales son hormonas estimulantes del testículo en el hombre y del ovario en la mujer.
Al llegar la pubertad se produce un incremento en la síntesis y liberación de estas hormonas, las cuales llegan a los testículos u ovarios donde van a estimular la producción de las hormonas sexuales que participan en el desarrollo de las características sexuales del niño y de la niña.
En las niñas, estimula la producción de estrógenos, iniciando la ovulación y cambios físicos que transforman a una niña en una mujer capaz de procrear. Mientras que en los niños, van a originar la producción y liberación de andrógenos para el desarrollo del aparato genital masculino y del varón en hombre.
En las niñas, estos cambios normalmente empiezan antes que los niños varones de la misma edad. Cuando el cuerpo alcanza un nivel adecuado de hormonas, nuevamente la hipófisis entra en acción y hará que se duplique o triplique la producción de la hormona del crecimiento.
A partir de allí se suscitan una serie de cambios que van desde el crecimiento de los senos, del vello púbico, el desarrollo sexual y la madurez que experimentan los adolescentes cuando crecen.