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La combustión rápida produce una gran emisión de calor y luz, la cual generalmente originan fuego. Si una combustión es muy rápida se puede producir una explosión. Por ejemplo: la combustión de papel o madera, un fósforo, una cocina a gas.
Las combustiones lentas no producen luz y generan poca emisión de calor. Se suelen producir en espacios cerrados, en donde hay poca ventilación, es decir poco oxigeno o con escasez de comburente o cuando el combustible es muy denso. Se trata de fuegos altamente peligrosos ya que si el oxigeno ingresa a la combustión se producirá una veloz aceleración activando el incendio rápidamente.
Algunos ejemplos serian las reacciones de las bases fuertes como la soda caustica, la potasa caustica cuando entran en contacto con materia orgánica, también en zonas cerradas como sótanos, sitios sin aire donde el humo permite que el oxígeno se reduzca.
Las combustiones lentas no producen luz y generan poca emisión de calor. Se suelen producir en espacios cerrados, en donde hay poca ventilación, es decir poco oxigeno o con escasez de comburente o cuando el combustible es muy denso. Se trata de fuegos altamente peligrosos ya que si el oxigeno ingresa a la combustión se producirá una veloz aceleración activando el incendio rápidamente.
Algunos ejemplos serian las reacciones de las bases fuertes como la soda caustica, la potasa caustica cuando entran en contacto con materia orgánica, también en zonas cerradas como sótanos, sitios sin aire donde el humo permite que el oxígeno se reduzca.
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