Respuestas
Sólo cuando amamos a Dios y a Cristo con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente, seremos capaces de compartir el amor con nuestro prójimo mediante actos de bondad y de servicio, de la manera en que el Salvador nos amaría y serviría a todos si estuviera hoy entre nosotros.
Cuando ese amor puro de Cristo, la caridad, nos envuelve, pensamos, sentimos y actuamos más como nuestro Padre Celestial y Jesús piensan, sienten y actúan. Nuestra motivación y el deseo sincero son semejantes a los del Salvador
El amor que describe el Salvador es un amor activo; no se manifiesta por medio de acciones grandiosas y heroicas, sino por medio de actos sencillos de bondad y de servicio.
Hay muchas de formas en las que podemos servir y amar a los demás. Como por ejemplo
En primer lugar, la caridad empieza por casa, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Imagínense por un momento cómo se sentirían si fueran ustedes los receptores de palabras o actos desconsiderados. Enseñemos a los miembros de nuestra familia, por medio del ejemplo, a tener amor unos por otros.
Otro lugar donde tenemos grandes oportunidades de servir es en la Iglesia, nuestras palabras y nuestras acciones hacia los demás. Al tratar a los demás con amabilidad, brindando palabras de apoyo y aliento, y al ser sensibles a las necesidades unos de otros, podemos contribuir a crear una compasiva unidad entre los miembros del barrio.
Por medio del amor y el servicio están regresando “uno a uno”. Esos actos de bondad crean un lazo fuerte y duradero entre todos los participantes, tanto entre los que brindan la ayuda como entre los que la reciben.