Respuestas
Es preciso convencerse de que si el Estado quiere cumplir con sus ciudadanos debe procurar dejarlos trabajar concentrándose en su papel específico. No hay que olvidar que el individuo tiene una natural capacidad de hacer que no hay que suplantar sino estimular. Cuando el Estado se arroga el derecho de actuar como empresario está cortando la capacidad de iniciativa individual, que es tan rica como variada.
Queremos un Estado justo, eficiente, promotor de desarrollo, impulsor de la iniciativa privada porque confía en la capacidad de hacer de sus ciudadanos; un Estado que sepa subsidiar cuando sea indispensable hacerlo, pero que lo haga de manera directa, coherente y transitoria. No se trata tanto de cuál es el tamaño del Estado, cuanto la dirección que este imprima; su función no es precisamente la de ser empresario.