¿que relación hay entre el proceso de descolonizacion y la cuestión Malvinas?doy 16 puntos ¡URGENTE!
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El formidable proceso de descolonización que el mundo comenzó en 1960 con la resolución 1.514 de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cumple hoy medio siglo. Sin embargo, el compromiso que tuvo la Argentina en ese proceso histórico sigue sin la mejor recompensa para nuestro país, por el resabio colonialista que significa la “cuestión Malvinas”.
La fiesta popular que el 25 de mayo último recorrió el país para celebrar otro gran aniversario –el Bicentenario del nacimiento de la Argentina como nación libre y soberana– extendió una alegría ciudadana por casi todo el país que también debía involucrar, y no pudo ser, a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, apropiadas por Gran Bretaña desde 1833.
Espíritu anticolonialista. En ese sentido, una estrecha relación une la gesta libertadora iniciada en 1810 –que encendió la libertad soberana de toda Sudamérica hace 200 años– con esa resolución 1.514 de la ONU que ahora cumple medio siglo: ambos acontecimientos políticos abrevan en el mismo espíritu anticolonialista.
Otros detalles históricos demuestran, además, que la llamada “cuestión Malvinas” es muchísimo más que un simplista sentimiento antibritánico, porque pese a las invasiones de 1806 y 1807 y bastante antes de la usurpación de Malvinas en 1833, los dos estados mantenían relaciones amistosas, reguladas incluso por un tratado de 1823 en el que Londres ni siquiera manifestó una reserva de sus pretensiones sobre las islas y su mar circundante, heredadas de manera pacífica por la Argentina de la corona española.
Por lo tanto, ni el chauvinismo ni una construcción territorialista de la identidad nacional, ni mucho menos el patriotismo mal entendido, tienen que ver con la justa defensa de nuestros derechos soberanos sobre las islas usurpadas por Gran Bretaña.
En positivo, hay dos acontecimientos que vale evocar.
El primer hecho clave es la aprobación hace exactamente medio siglo por parte de la Asamblea General de la ONU de la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, contenida en aquella resolución 1.514 de 1960, que fue el instrumento que rigió todo el proceso descolonizador en defensa de pueblos hasta allí sometidos o subyugados por un poder colonial.
El segundo hecho relevante , ocurrido años más tarde, en 1965, involucró específicamente a la Argentina, con la formalización de la así llamada “cuestión Malvinas”, que la Asamblea General de la ONU pasó a considerar un caso “especial y particular” de descolonización, ya que éste supone una disputa de soberanía entre dos partes: la Argentina y el Reino Unido. Se trató de un gran éxito diplomático de nuestro país en la organización (94 votos a favor, 14 abstenciones y ninguno en contra).
Colonialismo, no autodeterminación. La “cuestión Malvinas” fue reconocida desde entonces como diferente de otros antecedentes de colonialismo, porque no existe allí un pueblo sujeto a la dominación o explotación extranjera, como estipula la resolución 1.514; por lo tanto, no resulta aplicable el principio de autodeterminación, sino el otro principio rector de la descolonización: la integridad territorial.
Las manifestaciones de colonialismo son diversas y, en este caso, luego de desalojar a los habitantes de las islas y a su gobierno en 1833, el Reino Unido prohibió su regreso, trasplantó a un conjunto de ciudadanos británicos y los convirtió, así, en un instrumento de su dominación.
Desde aquella resolución de 1965, la ONU ha venido instando a las dos partes a retomar las negociaciones por la soberanía de las islas. Ni siquiera el conflicto armado de 1982 alteró para la ONU la vigencia ni la naturaleza política y jurídica de la disputa de soberanía, al punto que al final de ese año pidió a ambos gobiernos que reanudaran negociaciones bilaterales.
El Comité de Descolonización de la ONU –integrado en la actualidad por 28 miembros– rechaza la negativa británica a buscar una solución negociada y ha sido testigo, a través de los años, del firme compromiso argentino, hoy renovado, con una solución de la disputa que respete el modo de vida y los intereses de los habitantes de las islas, consagrados hasta en la Constitución Nacional de 1994.
Hace 200 años, una nación se levantaba contra el doble estándar de ciudadanía, soberanía y libertad que pretendía legitimar una potencia colonialista en tierras americanas, y nacía la Argentina.
Hace 50 años, la ONU abrió de manera pacífica la puerta para erradicar ejemplos de esa doble vara y decenas de colonias pudieron convertirse en estados libres y soberanos, hoy miembros plenos de las Naciones Unidas.
El mismo camino de convicción, firmeza y perseverancia es el que nos llevará en el tiempo, de la mano de la diplomacia y con la solidaridad regional, a recuperar lo que siempre ha sido nuestro por derecho.
Entonces, hablar de la “cuestión Malvinas” será también parte de esa historia aún por escribir.
La fiesta popular que el 25 de mayo último recorrió el país para celebrar otro gran aniversario –el Bicentenario del nacimiento de la Argentina como nación libre y soberana– extendió una alegría ciudadana por casi todo el país que también debía involucrar, y no pudo ser, a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, apropiadas por Gran Bretaña desde 1833.
Espíritu anticolonialista. En ese sentido, una estrecha relación une la gesta libertadora iniciada en 1810 –que encendió la libertad soberana de toda Sudamérica hace 200 años– con esa resolución 1.514 de la ONU que ahora cumple medio siglo: ambos acontecimientos políticos abrevan en el mismo espíritu anticolonialista.
Otros detalles históricos demuestran, además, que la llamada “cuestión Malvinas” es muchísimo más que un simplista sentimiento antibritánico, porque pese a las invasiones de 1806 y 1807 y bastante antes de la usurpación de Malvinas en 1833, los dos estados mantenían relaciones amistosas, reguladas incluso por un tratado de 1823 en el que Londres ni siquiera manifestó una reserva de sus pretensiones sobre las islas y su mar circundante, heredadas de manera pacífica por la Argentina de la corona española.
Por lo tanto, ni el chauvinismo ni una construcción territorialista de la identidad nacional, ni mucho menos el patriotismo mal entendido, tienen que ver con la justa defensa de nuestros derechos soberanos sobre las islas usurpadas por Gran Bretaña.
En positivo, hay dos acontecimientos que vale evocar.
El primer hecho clave es la aprobación hace exactamente medio siglo por parte de la Asamblea General de la ONU de la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, contenida en aquella resolución 1.514 de 1960, que fue el instrumento que rigió todo el proceso descolonizador en defensa de pueblos hasta allí sometidos o subyugados por un poder colonial.
El segundo hecho relevante , ocurrido años más tarde, en 1965, involucró específicamente a la Argentina, con la formalización de la así llamada “cuestión Malvinas”, que la Asamblea General de la ONU pasó a considerar un caso “especial y particular” de descolonización, ya que éste supone una disputa de soberanía entre dos partes: la Argentina y el Reino Unido. Se trató de un gran éxito diplomático de nuestro país en la organización (94 votos a favor, 14 abstenciones y ninguno en contra).
Colonialismo, no autodeterminación. La “cuestión Malvinas” fue reconocida desde entonces como diferente de otros antecedentes de colonialismo, porque no existe allí un pueblo sujeto a la dominación o explotación extranjera, como estipula la resolución 1.514; por lo tanto, no resulta aplicable el principio de autodeterminación, sino el otro principio rector de la descolonización: la integridad territorial.
Las manifestaciones de colonialismo son diversas y, en este caso, luego de desalojar a los habitantes de las islas y a su gobierno en 1833, el Reino Unido prohibió su regreso, trasplantó a un conjunto de ciudadanos británicos y los convirtió, así, en un instrumento de su dominación.
Desde aquella resolución de 1965, la ONU ha venido instando a las dos partes a retomar las negociaciones por la soberanía de las islas. Ni siquiera el conflicto armado de 1982 alteró para la ONU la vigencia ni la naturaleza política y jurídica de la disputa de soberanía, al punto que al final de ese año pidió a ambos gobiernos que reanudaran negociaciones bilaterales.
El Comité de Descolonización de la ONU –integrado en la actualidad por 28 miembros– rechaza la negativa británica a buscar una solución negociada y ha sido testigo, a través de los años, del firme compromiso argentino, hoy renovado, con una solución de la disputa que respete el modo de vida y los intereses de los habitantes de las islas, consagrados hasta en la Constitución Nacional de 1994.
Hace 200 años, una nación se levantaba contra el doble estándar de ciudadanía, soberanía y libertad que pretendía legitimar una potencia colonialista en tierras americanas, y nacía la Argentina.
Hace 50 años, la ONU abrió de manera pacífica la puerta para erradicar ejemplos de esa doble vara y decenas de colonias pudieron convertirse en estados libres y soberanos, hoy miembros plenos de las Naciones Unidas.
El mismo camino de convicción, firmeza y perseverancia es el que nos llevará en el tiempo, de la mano de la diplomacia y con la solidaridad regional, a recuperar lo que siempre ha sido nuestro por derecho.
Entonces, hablar de la “cuestión Malvinas” será también parte de esa historia aún por escribir.
alistejoseluis:
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