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LIBRO PRIMERO.
Céfalo dice que la vejez es un estado de reposo y libertad respecto de los sentidos. Cuando la violencia de las pasiones se ha relajado y se ha amortiguado su fuego, se ve uno libre de una multitud de tiranos. Con cordura y buen humor, la vejez es soportable. Las riquezas son un gran auxilio porque a ellas se debe en gran parte el no haberse expuesto a hacer daño a tercero.
Sócrates y Polemarco comienzan a discutir sobre la justicia. Polemarco dice que la justicia es dar a cada uno lo que se le debe, lo que a cada uno le conviene. Hacer bien a los amigos y mal a los enemigos. Sócrates dice que el verdadero amigo es el hombre de bien y el verdadero enemigo es el hombre malo. Pero a los hombres a los que se causa mal se hacen más injustos, luego no es propio del hombre justo el dañar, ni a su amigo, ni a nadie.
Luego, Trasímaco dice que la justicia es lo que le es provechoso al más fuerte. En cada Estado, la justicia no es más que la conveniencia del que tiene la autoridad en sus manos, del más fuerte. El que gobierna no se engaña, lo que ordena es siempre lo mejor para él.
Sócrates dice que las artes gobiernan y dominan aquello sobre lo que se ejercen, por consiguiente, todo hombre que gobierna jamás examina ni ordena lo conveniente para él sino para el sujeto gobernado, sobre el que ejerce su arte. Al menos el que gobierna realmente.
Trasímaco dice que se habla mal de la injusticia no porque se tema cometerla, sino porque se teme ser víctima de ella.
Sócrates dice que el justo quiere tener ventaja sobre el injusto, pero el injusto quiere tener ventaja sobre todos. Aquel que es bueno y sabio no quiere tener ventaja sobre su semejante, sino sobre su contrario. Por tanto, el injusto es ignorante y malo. Luego el justo es dichoso y el injusto es desgraciado.
-LIBRO SEGUNDO.
La justicia es un bien que se debe amar por sí mismo y por sus consecuencias, según Sócrates.
Glaucón expone que hay algunos que creen que la justicia ocupa un lugar intermedio entre el mayor bien, que es poder ser injusto impunemente, y el mayor mal, que es padecer la injusticia. El gran mérito de la injusticia consiste en parecen justa sin serlo.
Para indagar en la injusticia y la justicia en los Estados, Sócrates comenzará a inventar un Estado ideal. Lo que da origen al Estado es la impotencia de cada hombre para bastarse a sí mismo. La mayor de nuestras necesidades es el alimento, la segunda es una habitación, y la tercera es el vestido. Será necesario para esto que uno sea labrador, otro constructor, y otro tejedor. Además habrá también algún artesano. Cada uno debe limitarse a su oficio. Harán falta personas que creen las herramientas, y enviados para negociar con otros Estados. Se necesitan guardianes del Estado. El guardián debe ser fogoso y filósofo. Comenzaremos su educación por la música y los discursos. Se escogerán los mitos convenientes y se desecharán los demás. No se debe decir que Dios es malo, la divinidad no es autora de todas las cosas, solo de las cosas buenas.
Además, es simple y no cambia de forma.
-LIBRO TERCERO.
Los hombres que deben formar la República son los hombres cuyo principal fin debe ser honrar a los dioses y a sus padres, y mantener la amistad. Se les ha de hacer valientes, y para ello hay que suprimir el Hades. Tampoco debemos permitir que se nos presente a los dioses dominados por una risa incontenible. Debemos desarrollar en ello la templanza. No deben estar ansiosos de riquezas.
Hay tres tipos de narración: la simple, en la que el narrador habla en su nombre; la imitativa, en la que el narrador habla en nombre de otro; y la mixta. La mixta y la simple son las narraciones que hace el hombre bueno. El hombre malo es imitativo.
Las armonías permitidas serán la dórica y la frigia. Los instrumentos permitidos serán la lira, la cítara y la siringa.
El amante tratará al amado como un padre a su hijo.
Se formará a los jóvenes en una gimnasia sencilla y moderada.
Los jueces deben ser ancianos. Los ancianos deben ser gobernantes y los jóvenes gobernados.
A los mal constituidos físicamente se los dejará morir.
Hay que convencer a todos de que la tierra es su madre y nodriza, y deben defenderla. Los guerreros no deben tener nada suyo, deben ser bien alimentados. Les estará prohibido tocar el oro y la plata.
Céfalo dice que la vejez es un estado de reposo y libertad respecto de los sentidos. Cuando la violencia de las pasiones se ha relajado y se ha amortiguado su fuego, se ve uno libre de una multitud de tiranos. Con cordura y buen humor, la vejez es soportable. Las riquezas son un gran auxilio porque a ellas se debe en gran parte el no haberse expuesto a hacer daño a tercero.
Sócrates y Polemarco comienzan a discutir sobre la justicia. Polemarco dice que la justicia es dar a cada uno lo que se le debe, lo que a cada uno le conviene. Hacer bien a los amigos y mal a los enemigos. Sócrates dice que el verdadero amigo es el hombre de bien y el verdadero enemigo es el hombre malo. Pero a los hombres a los que se causa mal se hacen más injustos, luego no es propio del hombre justo el dañar, ni a su amigo, ni a nadie.
Luego, Trasímaco dice que la justicia es lo que le es provechoso al más fuerte. En cada Estado, la justicia no es más que la conveniencia del que tiene la autoridad en sus manos, del más fuerte. El que gobierna no se engaña, lo que ordena es siempre lo mejor para él.
Sócrates dice que las artes gobiernan y dominan aquello sobre lo que se ejercen, por consiguiente, todo hombre que gobierna jamás examina ni ordena lo conveniente para él sino para el sujeto gobernado, sobre el que ejerce su arte. Al menos el que gobierna realmente.
Trasímaco dice que se habla mal de la injusticia no porque se tema cometerla, sino porque se teme ser víctima de ella.
Sócrates dice que el justo quiere tener ventaja sobre el injusto, pero el injusto quiere tener ventaja sobre todos. Aquel que es bueno y sabio no quiere tener ventaja sobre su semejante, sino sobre su contrario. Por tanto, el injusto es ignorante y malo. Luego el justo es dichoso y el injusto es desgraciado.
-LIBRO SEGUNDO.
La justicia es un bien que se debe amar por sí mismo y por sus consecuencias, según Sócrates.
Glaucón expone que hay algunos que creen que la justicia ocupa un lugar intermedio entre el mayor bien, que es poder ser injusto impunemente, y el mayor mal, que es padecer la injusticia. El gran mérito de la injusticia consiste en parecen justa sin serlo.
Para indagar en la injusticia y la justicia en los Estados, Sócrates comenzará a inventar un Estado ideal. Lo que da origen al Estado es la impotencia de cada hombre para bastarse a sí mismo. La mayor de nuestras necesidades es el alimento, la segunda es una habitación, y la tercera es el vestido. Será necesario para esto que uno sea labrador, otro constructor, y otro tejedor. Además habrá también algún artesano. Cada uno debe limitarse a su oficio. Harán falta personas que creen las herramientas, y enviados para negociar con otros Estados. Se necesitan guardianes del Estado. El guardián debe ser fogoso y filósofo. Comenzaremos su educación por la música y los discursos. Se escogerán los mitos convenientes y se desecharán los demás. No se debe decir que Dios es malo, la divinidad no es autora de todas las cosas, solo de las cosas buenas.
Además, es simple y no cambia de forma.
-LIBRO TERCERO.
Los hombres que deben formar la República son los hombres cuyo principal fin debe ser honrar a los dioses y a sus padres, y mantener la amistad. Se les ha de hacer valientes, y para ello hay que suprimir el Hades. Tampoco debemos permitir que se nos presente a los dioses dominados por una risa incontenible. Debemos desarrollar en ello la templanza. No deben estar ansiosos de riquezas.
Hay tres tipos de narración: la simple, en la que el narrador habla en su nombre; la imitativa, en la que el narrador habla en nombre de otro; y la mixta. La mixta y la simple son las narraciones que hace el hombre bueno. El hombre malo es imitativo.
Las armonías permitidas serán la dórica y la frigia. Los instrumentos permitidos serán la lira, la cítara y la siringa.
El amante tratará al amado como un padre a su hijo.
Se formará a los jóvenes en una gimnasia sencilla y moderada.
Los jueces deben ser ancianos. Los ancianos deben ser gobernantes y los jóvenes gobernados.
A los mal constituidos físicamente se los dejará morir.
Hay que convencer a todos de que la tierra es su madre y nodriza, y deben defenderla. Los guerreros no deben tener nada suyo, deben ser bien alimentados. Les estará prohibido tocar el oro y la plata.
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Respuesta:
El tema central de La República es la reflexión sobre qué es la justicia y cómo se expresa en el hombre, lo que lleva a Platón a abordar la organización de la ciudad-estado ideal. Mientras Sócrates visitaba El Pireo con Glaucón, Polemarco le dice a Sócrates que se una a él para divertirse.
Explicación: espero que te sirva
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