Respuestas
–Mira a Gauss, Sal ¡Se parece a un conejo de Fibonacci!
–¡Hala, es verdad! Y mira mis piernas, parecen de goma…
–Y mi brazo… –siguió el pequeño entusiasmado –Mira, ¡ese niño está loco! Yo levanto el brazo izquierdo y él ¡levanta el derecho!
–Claro, Ven –respondió su hermano –Es un espejo.
–¿Y? ¿Por qué me veo al revés? ¿Por qué no me veo la cabeza abajo y los pies arriba?
–Pues porque el plano de simetría es el espejo, que es perpendicular al suelo – intervino Mati.
–¿¿Qué?? –los niños se quedaron mirando a Mati perplejos. Gauss cambió de espejo, su identidad de conejo no le convencía ni mucho ni poco.
–Tranquilos, chicos. Voy a tratar de explicarlo –dijo la pelirroja con una sonrisa –Os contaré que es una simetría. Pero empezaremos por el plano, ¿vale?
–¿Qué plano, Mati? –preguntó Sal intrigado.
–En el de la hoja de nuestro cuaderno, ¿os apetece?
–Sí, claro –respondió Sal.
–Como si viajáramos hasta Planilandia –añadió Mati.
–¿Dónde está Planilandia? –preguntó inmediantamente Ven –¿Es un parque de atracciones?
–No, Planilandia es un país dónde todo ocurre como en una inmensa hoja de papel –siguió la gafotas –Otro día hablaremos de ese libro de Edwin Abbott. Hoy os voy a tratar de explicar cómo funcionarían los espejos de este país en una hoja de papel, lo que los matemáticos llamamos simetrías en el plano.
–¡Vale! –dijo Ven con entusiasmo mientras Sal se ajustaba las gafitas sobre la nariz.
–Imaginaos que tenemos un Gauss en nuestro país plano frente a un espejo, que en nuestro plano es sólo una recta. Vamos a dibujar al Gauss que se refleja, al simétrico de Gauss respecto de esa recta.
–¡Mola! –gritó Ven mientras su mascota miraba de reojo al cuaderno de Mati.