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Desde mi punto de vista (y puedo estar totalmente equivocado), la felicidad permanente no puede encontrarse en las situaciones externas, por el simple hecho de que todo, absolutamente todo, es transitorio. Si tu felicidad depende de aspectos externos (familia, trabajo, pareja, dinero, etc.), estos pueden desaparecer en cualquier momento, y con ellos esa aparente felicidad. Yo solía creer que la felicidad pasaba por tener posesiones, por cumplir con las expectativas de la sociedad que garantizaban la plenitud: pareja + hijos + dinero + trabajo + casa + etc. Sin embargo, esta fórmula, al menos en mi caso, no funcionó.
Creí erróneamente que la felicidad estaba en las pequeñas grandes cosas como irónicamente dijo Groucho Marx: “Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…”
Entonces, si la felicidad permanente no puede encontrarse fuera, tiene que estar dentro de nosotros. No quedan más lugares donde buscar. Lo expresó muy bien Henry Van Dyke: “La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.” Y lo reforzó simple y rotundamente John Locke: “Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”.
En mi caso en concreto esa felicidad está totalmente asociada a mi valor principal, que es la libertad. Por tanto felicidad es para mí poder hacer lo que quiero, cuando quiero y disfrutar de las personas a las que quiero
En mi opinión la felicidad es algo tan subjetivo que es difícil de encerrar en palabras. De hecho creo que se utiliza de forma excesiva como reclamo de un ideal muchas veces difícil de alcanzar y muchas personas se obsesionan sin reflexionar qué es para ellas ser felices.
En mi opinión la felicidad se construye a través de esas cosas que te permiten SER en esencia, aquellas cosas que te llevan a tu equilibrio y te permiten experimentar paz interior.