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Como su mercado, es creciente la industria productora de drones. Se estima que más de 2.400 empresas de todo el mundo se dedican a ello (sin incluir en la industria de complementos para drones, las llamadas industrias afines).
La principal ventaja de los drones es que pueden sustituir al ser humano en la ejecución de labores riesgosas. Uno de los ejemplos más citados es el de los drones preparados para sobrevolar zonas contaminadas (por radiación, etc) y tomar muestras de sustancias que luego serán analizadas por los científicos.
En el caso del combate, los drones tienen mucho menor costo que las tradicionales aeronaves de guerra y, además, con su uso se evitan bajas en el teatro de operaciones. Este fue uno de los principales aspectos que influyeron en el desarrollo de los drones, ya que el ejército de EEUU buscó, luego de sus intervenciones en Irak y Afganistán, reducir a la mínima expresión el total de bajas.
Muchas son las empresas que esperan —sobre todo en los EEUU— la autorización para usar drones para repartir productos a domicilio. Ello supondría una verdadera revolución aérea dentro de los grandes conglomerados urbanos.
Es que los drones son muy dúctiles. El elevado número de aplicaciones —y el relativo poco costo— los hacen perfectos para tareas agrícolas, entregas a domicilio, la práctica ociosa (incluso deportes como carreras de drones en ambientes controlados), monitoreo de actividades clandestinas, cartografía, etc.
Su uso extendido significaría, además, una reducción importante de combustible destinado, entre otros asuntos, a la repartición de paquetería, por ejemplo.
Los drones más frecuentes tienen baterías que no soportan mucho tiempo de uso, pero la gran velocidad que desarrollan los hace recorrer grandes distancias en corto tiempo. Conducirlos o automatizarlos no es demasiado complejo.
Desventajas de los drones
Entre las desventajas más significativas de los drones tenemos su batería, cuya carga no suele durar mucho tiempo, pero hay otras dificultades que no son de origen tecnológico.
El mayor vacío aparece en el terreno legal y ético. Lo que ocurra en EEUU será muy importante como precedente a nivel global. Poderosas compañías, como Amazon, han manifestado su interés en desarrollar el envío de paquetería mediante una nutrida flotilla de drones. En cuanto las leyes lo permitan, será, pero hay muchas interrogantes. Google y Facebook, por su parte, han elaborado planes para expandir el uso de internet mediante drones especiales.
Pero, ¿qué pasaría si alguien abate un dron de mensajería que, al final, suele ser un vehículo frágil y vulnerable a disparos? ¿Qué ocurriría si los VANT sufren ataques cibernéticos como ya ha ocurrido en situaciones de guerra? Según algunos datos, los drones se exponen a mayor riesgo de accidentes que la aviación comercial. La proporción asusta, pues el riesgo es 353 veces mayor.
Además, ¿qué pasará con la privacidad si cualquiera puede hacer volar un dron por encima de la propiedad privada y grabar imágenes y hacer fotos? ¿Qué ocurriría si cae un dron encima de una persona en la calle? ¿Quién sería culpable?
Los VANT, además, suelen ser de peso liviano, lo que impide que puedan realizar grandes cargas y esa es otra de sus desventajas.
Otros temores provienen del riesgo cierto que pueden representar los drones para la aviación comercial. Por eso las autoridades han prohibido o limitado el vuelo de drones cerca de aeropuertos. En los EEUU, por ejemplo, algunas restricciones obligan a no volar los drones a más de 120 metros de altura.
Por ahora la estructura legal para el uso masivo de drones en labores civiles no está completa. La tecnología avanza a pasos de gigante, pero el marco de leyes correspondiente va mucho más lentamente. Lo cierto es que a la gran mayoría de la población le molestaría un mundo donde cualquiera puede husmear con una cámara a través de nuestras ventanas. ¿Cómo impedir que los drones sean utilizados para fines poco nobles como el tráfico de drogas o el espionaje? Esa es una pregunta difícil de resolver.