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En su particular juego diplomático, cada visita que un alto funcionario de Washington realiza a Corea del Norte es considerada como una señal de que las tensiones entre los dos enemigos se están relajando, más aún si vuelve a casa acompañado por alguno de los reos estadounidenses que Pyongyang suele mantener en sus cárceles.
Sin embargo, el viaje hecho la semana pasada por Joseph Yun, enviado especial de EEUU al país comunista, fue diferente, ya que el prisionero con el que regresó, Otto Warmbier, llevaba 15 meses en coma. Este lunes, el joven de 22 años finalmente falleció por los daños neurológicos que presentaba y cuyas causas se desconocen, lo que podría acabar con cualquier perspectiva de mejora de las relaciones entre los dos países.
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