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Aunque realmente no es un mito, este texto está basado en una alegoría de intenciones con fundamento pegagógico - filosófico, incluida en el VII libro de La República, hablando sobre la situación del ser humano ante el conocimiento.
RESUMEN
Se describe un espacio cavernoso donde está un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento con cadenas que les sujetan desde el cuello y las piernas haciendo que solo puedan mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin nunca girar la cabeza. Detrás de ellos, se ubica un muro con un pasillo y, luego, por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Así mismo, por el pasillo del muro transitan hombres con todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la fogata, se reflejan en la pared que los prisioneros pueden ver. Los hombres encadenados consideran "verdad" a las sombras de las cosas. Gracias a las condiciones de su prisión, se encuentran condenados a tomar solamente por ciertas todas y cada una de las sombras que se reflejan, ya que no pueden conocer nada de lo que pasa a sus espaldas.
Sigue la narración describiendo lo que ocurriría si uno de estos hombres hubiese sido liberado y obligado a volverse hacia la luz de la fogata, dandose cuenta así, de una nueva realidad. La alegoría termina al hacer entrar, nuevamente, al prisionero a la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros encadenados, lo que haría que se rieran de él. El motivo de la burla se remite a que sus ojos se habrían estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del sol a la oscuridad de la cueva.