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La ética y la familia.
La educación de los valores en la familia Es necesario reconocer de que los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos (Rokeach, 1973 en García, Ramírez y Lima , 1998) . Es así que los valores nos orientan en la vida, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relacionan con el sentimiento sobre nuestra competencia social. Según otros autores (Schwartz, 1990) los valores son representaciones cognitivas inherentes a tres formas de exigencia universal: las exigencias del organismo, las reglas sociales de interacción y las necesidades socio-institucionales que aseguran el bienestar y el mantenimiento del grupo. De esa manera, según Schwartz los sistemas de valores se organizan alrededor de tres dimensiones fundamentales: el tipo de objetivo (trascendencia o beneficio personal; conservación o cambio), los intereses subyacentes (individuales o colectivos), el dominio de la motivación (tradición, estimulación, seguridad). Las teorías implícitas que todos los padres tienen y que se relacionan con lo que los mismos piensan sobre cómo se hacen las cosas y por qué se hacen de tal o cual manera ofician “de filtro” en la educación en valores. Si bien se podría decir que la familia no es el único contexto donde se educa en valores, es una realidad que el ambiente de proximidad e intimidad que en ella se da la hace especialmente eficaz en esta tarea. Existe en la literatura una extensa discusión sobre cómo se educa en valores: ¿los pequeños interiorizan los valores familiares? ¿o los niños son agentes activos en el proceso de construcción de valores, en el entendido que la relación padres-hijos es una relación transaccional, esto es de ida y vuelta? Nosotros estamos con la segunda posición, afiliándonos así a las nuevas perspectivas constructivistas.En ellas se concibe a la relación entre adultos y niños de doble sentido, aunque se acepte que esta relación es asimétrica. Esto significa que no sólo cambian y se influencian los valores de los niños, sino también los de los adultos, por ejemplo, luego de tener hijos una persona pueden privilegiar más el valor de la seguridad que el de reconocimiento social.
La familia latinoamericana está sujeta a profundos cambios. No se trata de una crisis de la familia cuanto unacrisis en la familia porque por crisis se entiende justamente un proceso de ajuste y de reasignación de sentido. Por lo tanto, la palabra crisis no denota necesariamente una realidad disolvente sino más bien un dinamismotransformador y potenciador.Entre otras causas, los procesos de industrialización y, consecuentemente, de urbanización implican uncambio de perspectiva sobre la familia y desde hace décadas se ha entrado en un proceso masivo que en estosúltimos años se ha acelerado.El proceso de industrialización ha traído, por lo menos, dos cambios fundamentales: (a) la delimitación de lafamilia a la pareja y a sus hijos, y (b) la desaparición del enraizamiento al suelo, otorgado anteriormente por laantigua propiedad familiar de la tierra.
Así, antes la situación de la familia estaba configurada por lo grande (en tamaño) y lo jerarquizado (en roles). Bajo la autoridad de su jefe, se unía a los hijos casados, sus mujeres y los hijos de estos hijos. El centroestaba puesto en los lazos de parentezco y en la transmisión de bienes (herencia) y tradiciones. De allí laimportancia, hasta ahora, de los apellidos de familia (la raíz en el pasado). Ahora, la familia tiende areducirse a una pareja de cara al futuro: el encuentro de un hombre y una mujer que deciden hace de a dos unahistoria, su propia historia. Pareja e hijos forman la llamada familia nuclear por oposición a la familiaextendida de raigambre ruralLos lazos de sangre ceden ante los lazos de amor. El simbolismo de la casa paterna, receptáculo detradiciones, lugar sagrado donde se renuevan y refuerzan los lazos de parentezco es cada vez más invisible enel tejido de la sociedad urbana. Más que la casa de la niñez, la pareja de hoy sueña con la casa propia que vana construir en un lugar elegido por ellos.
Entonces podemos decir. Como conclusión que la ética en la familia es muy importante ya que la familia es la base de la sociedad, si queremos una sociedad justa con valores que ayuden a la construcción de un buen país, la ética debe ser enseñada en los primeros años de la niñez ya que la primera escuela es el hogar, una familia que se respete, donde el esposo respete a su esposa y de igual manera la esposa respete a su esposo, vale más que un montón de teorías, la sociedad es hoy lo que enseñaron las pasadas generaciones.
La educación de los valores en la familia Es necesario reconocer de que los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos (Rokeach, 1973 en García, Ramírez y Lima , 1998) . Es así que los valores nos orientan en la vida, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relacionan con el sentimiento sobre nuestra competencia social. Según otros autores (Schwartz, 1990) los valores son representaciones cognitivas inherentes a tres formas de exigencia universal: las exigencias del organismo, las reglas sociales de interacción y las necesidades socio-institucionales que aseguran el bienestar y el mantenimiento del grupo. De esa manera, según Schwartz los sistemas de valores se organizan alrededor de tres dimensiones fundamentales: el tipo de objetivo (trascendencia o beneficio personal; conservación o cambio), los intereses subyacentes (individuales o colectivos), el dominio de la motivación (tradición, estimulación, seguridad). Las teorías implícitas que todos los padres tienen y que se relacionan con lo que los mismos piensan sobre cómo se hacen las cosas y por qué se hacen de tal o cual manera ofician “de filtro” en la educación en valores. Si bien se podría decir que la familia no es el único contexto donde se educa en valores, es una realidad que el ambiente de proximidad e intimidad que en ella se da la hace especialmente eficaz en esta tarea. Existe en la literatura una extensa discusión sobre cómo se educa en valores: ¿los pequeños interiorizan los valores familiares? ¿o los niños son agentes activos en el proceso de construcción de valores, en el entendido que la relación padres-hijos es una relación transaccional, esto es de ida y vuelta? Nosotros estamos con la segunda posición, afiliándonos así a las nuevas perspectivas constructivistas.En ellas se concibe a la relación entre adultos y niños de doble sentido, aunque se acepte que esta relación es asimétrica. Esto significa que no sólo cambian y se influencian los valores de los niños, sino también los de los adultos, por ejemplo, luego de tener hijos una persona pueden privilegiar más el valor de la seguridad que el de reconocimiento social.
La familia latinoamericana está sujeta a profundos cambios. No se trata de una crisis de la familia cuanto unacrisis en la familia porque por crisis se entiende justamente un proceso de ajuste y de reasignación de sentido. Por lo tanto, la palabra crisis no denota necesariamente una realidad disolvente sino más bien un dinamismotransformador y potenciador.Entre otras causas, los procesos de industrialización y, consecuentemente, de urbanización implican uncambio de perspectiva sobre la familia y desde hace décadas se ha entrado en un proceso masivo que en estosúltimos años se ha acelerado.El proceso de industrialización ha traído, por lo menos, dos cambios fundamentales: (a) la delimitación de lafamilia a la pareja y a sus hijos, y (b) la desaparición del enraizamiento al suelo, otorgado anteriormente por laantigua propiedad familiar de la tierra.
Así, antes la situación de la familia estaba configurada por lo grande (en tamaño) y lo jerarquizado (en roles). Bajo la autoridad de su jefe, se unía a los hijos casados, sus mujeres y los hijos de estos hijos. El centroestaba puesto en los lazos de parentezco y en la transmisión de bienes (herencia) y tradiciones. De allí laimportancia, hasta ahora, de los apellidos de familia (la raíz en el pasado). Ahora, la familia tiende areducirse a una pareja de cara al futuro: el encuentro de un hombre y una mujer que deciden hace de a dos unahistoria, su propia historia. Pareja e hijos forman la llamada familia nuclear por oposición a la familiaextendida de raigambre ruralLos lazos de sangre ceden ante los lazos de amor. El simbolismo de la casa paterna, receptáculo detradiciones, lugar sagrado donde se renuevan y refuerzan los lazos de parentezco es cada vez más invisible enel tejido de la sociedad urbana. Más que la casa de la niñez, la pareja de hoy sueña con la casa propia que vana construir en un lugar elegido por ellos.
Entonces podemos decir. Como conclusión que la ética en la familia es muy importante ya que la familia es la base de la sociedad, si queremos una sociedad justa con valores que ayuden a la construcción de un buen país, la ética debe ser enseñada en los primeros años de la niñez ya que la primera escuela es el hogar, una familia que se respete, donde el esposo respete a su esposa y de igual manera la esposa respete a su esposo, vale más que un montón de teorías, la sociedad es hoy lo que enseñaron las pasadas generaciones.
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