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La intención de este artículo no es inclinar la balanza a mi favor, tampoco creo que la filosofía necesite ser justificada. Déjame explicarme, soy filósofo y actualmente estoy haciendo una maestría en esta misma área, por eso lo de la balanza.
Cuando aún estaba en el pregrado, un profesor dijo durante una clase algo que me marcó mucho: “tal vez un filósofo no sirva de nada por sí mismo, pero cualquier trabajo que él haga, lo hará con excelencia”. Y es cierto. Observé que en la medida que más leía textos filosóficos, me volvía más crítico y más atento a los detalles, y sé que este proceso es gradual, por lo que me considero en constante transformación.
Pero ¿por qué quien tiene un vínculo con la filosofía tendría esa excelencia? La respuesta es única: por el cuidado con los detalles. Cualquiera puede hacer las labores para las cuales esté preparado, pero la mayoría de veces se hacen de forma automática, y lo que hace que realizar una tarea sea totalmente eficaz es la capacidad del ejecutante para ver aquello que nadie ve, de percibir el detalle, lo oculto y de allí sacar la totalidad de la acción.
La idea de este texto es mostrar algunos de los motivos, entre los muchos que existen, por los cuales la filosofía es un elemento de suma importancia en la vida de cualquier persona. Vale recordar que la forma más adecuada de acercarse a este campo del conocimiento es por medio de los libros, y la cantidad de material existente es absurda. Me arriesgo a decir que entre las áreas de las ciencias humanas, la filosofía es la que posee más contenido publicado.
Otra recomendación que doy, es que si alguien no está familiarizado con el asunto, es mejor que comience leyendo sobre la historia de la filosofía. Esos textos cuentan de forma narrativa la biografía y las ideas de los filósofos, sin entrar de modo profundo en sus indagaciones filosóficas, que hace más fácil acercarse al tema.
Ahora bien, aparte de ganar el “super poder” de ver los detalles – y eso realmente no le acontece a todos – el filósofo, que no es nada más que el amigo de la sabiduría, porque es ese el significado literal del griego, Philo: sabiduría y Sophia: amigo, estimula su percepción crítica del mundo, aprende a hacer cuestionamientos correctos, a percibir y a salir de la caja, a tener ideas independientes, así como crear una posición analítica ante todo lo que lo rodea.