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Hace 140 millones de años, al comienzo del período Cretácico, Brasil estaba cubierto por un vastísimo desierto de dunas, mucho más grande que el del Sahara. Ese desierto desapareció al ser devorado por un océano de lava producido por el mayor derramamiento de magma de los últimos 500 millones de años. Siete de las diez mayores erupciones volcánicas –incluso las tres mayores– que ocurrieron en el planeta durante ese período se concretaron en el sudeste brasileño. El panorama geológico del país que los investigadores brasileños están configurando es aterrador.
El más reciente trabajo que apunta a conectar tres piezas fundamentales de ese rompecabezas colosal, las tres cuencas geológicas que sostienen la parte centro-sur del territorio brasileño, salió publicado en Journal of South American Earth Sciences. Uno de sus autores es el geólogo Alessandro Batezelli, del Instituto de Geociencias de la Universidad de Campinas (Unicamp). Este proyecto contó con el apoyo de la FAPESP.