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En la primera parte de esta obra, a Juan Salvador Gaviota lo único que le interesa es volar, ser libre, y practicar acrobacias, a contramano de los hábitos de la bandada y de los consejos de sus papas quienes se sentían avergonzados, en una oportunidad tomó mucha altura perdiendo el control y cayendo en picada en el agua.
Luego de recobrar el sentido, prometió seguir las costumbres de las demás gaviotas, pero no llegó a cumplir su promesa, ya que esa noche haciendo lo que ninguna gaviota había hecho, volar de noche, lo hizo hasta setecientos metros de altura.
Al regresar, la bandada lo esperaba con todo el Consejo reunido, debiéndose poner en el centro, esto significaba un gran honor o exilio. Por supuesto fue exilio, desterrándolo. No le importó mucho enfrentar la soledad, se fue a los acantilados a continuar aprendiendo.
En una oportunidad se encontró con un par de radiantes gaviotas que se le acercaron volando, una de ellas le pidió que volara para pasar a una nueva etapa, las tres continuaron hasta desaparecer en el cielo. Juan Salvador tenía como única meta, ser libre y poder volar y realizar sus acrobacias. El riesgo de morir en su intento era un riesgo que valía la pena tomar.
En la segunda parte, ya familiarizado con las otras gaviotas, llegó el momento que estas se despidieron, y continuaron camino en el cielo. Juan comenzaba a sentir el cansancio olvidando su procedencia, bajó a la playa observando que las gaviotas que se encontraban en el lugar se veían perfectas, restándoles importancia continuó aprendiendo con el instructor Rafael.
Cierto día Juan le preguntó por su procedencia, y este le contestó que lo único que le podía decir es que tenía que cruzar cien vidas, para poder aprender el sentido de la vida. En otra oportunidad se acercó a la Gaviota Mayor Chiang, preguntándole si era el verdadero cielo, esta le contestó que el cielo es perfecto, desapareciendo para presentársele a veinte metros de donde se encontraba Juan. Esto maravilló tanto a Juan que ya no preguntó más, Juan practicó esto hasta lograrlo, pero sintió la necesidad de volver a tierra porque alguien lo necesitaba. Rafael se lo permitió, mientras bajaba Juan escucho una voz, entonces le preguntó ¿Pedro quieres aprender volar?, a lo que le contestó afirmativamente.
En la tercera parte Juan le enseña a Pedro todo su conocimiento, en especial que las gaviotas “son libres”, que deben lograr sus metas evitando limitaciones que nos quieren imponer los demás, Pedro también era un exiliado, poco a poco más gaviotas se fueron incorporando al grupo de Juan para aprender. Con el tiempo tendría a seis exiliados.
Un día reunió a su grupo diciéndoles que era momento de regresar a la Bandada, todos quedaron impresionados por el vuelo que realizaban, la gran gaviota les prohibió hablarles y mirarlos o serían exiliados. Terrence Lowell Gaviota se les aproximó queriendo volar, pero su ala no respondía, no servía y no podía volar, Juan le dijo “que creyera” y voló desde ese día Terrence se convirtió en otro exiliado.
Poco a poco más gaviotas se fueron acercando al grupo de Juan hasta que toda la bandada estuvo aprendiendo a volar libres. Un día Pedro le dijo a Juan que no podría aprender más, Juan le pidió que recordara al Pedro exiliado y solo que se había convertido en un maestro guiando a toda una Bandada, sorprendido Pedro emprendió vuelo perdiéndose en el cielo.
Luego llegó un nuevo grupo de novatos, los vio Pedro como eran realmente amando aquello que vio, su carrera hacia el aprendizaje empezó en ese momento.