Respuestas
Las relaciones de fidelidad entre señor feudal y vasallo se fortalecían mediante el homenaje.
Ésta ceremonia, como cualquier otro acto vasallático, se realizaba en presencia de la corte del señor feudal o cualquier otro testigo. Consistía en generar un contrato a través de la fidelidad vasallo-señor, donde el primero se arrodillaba ante el segundo; éste le toma las manos entre las suyas en señal de posesión e intercambian un beso en la boca, que es la muestra última de fidelidad, amistad y paz, sin embargo, éste último dependía de la cultura feudal y de lo cercano que fuera el señor con sus vasallos. Finalmente, para cerrar el acto de fidelidad se hacía un juramento sobre un objeto sagrado y se intercambiaban las siguientes palabras: “¿Quieres ser mi hombre?- Lo quiero; Te recibo como mi hombre- Le prometo ser fiel”.
Los actos de vasallaje eran sumamente importantes para la época, por lo que las ceremonias eran algo casi religioso para los feudos, donde los hombres, menores, clérigos y mujeres solteras eran capaces de asumir compromisos; las esposas y las viudas estaban exentas.
Las relaciones de fidelidad entre señor feudal y vasallo se fortalecían
mediante el homenaje.
Ésta ceremonia, como cualquier otro acto vasallático, se realizaba
en presencia de la corte del señor feudal o cualquier otro testigo. Consistía
en generar un contrato a través de la fidelidad vasallo-señor, donde el primero
se arrodillaba ante el segundo; éste le toma las manos entre las suyas en señal
de posesión e intercambian un beso en la boca, que es la muestra última de
fidelidad, amistad y paz, sin embargo, éste último dependía de la cultura
feudal y de lo cercano que fuera el señor con sus vasallos. Finalmente, para
cerrar el acto de fidelidad se hacía un juramento sobre un objeto sagrado y se
intercambiaban las siguientes palabras: “¿Quieres ser mi hombre?- Lo quiero; Te
recibo como mi hombre- Le prometo ser fiel”.
Los actos de vasallaje eran sumamente importantes para la época,
por lo que las ceremonias eran algo casi religioso para los feudos, donde los
hombres, menores, clérigos y mujeres solteras eran capaces de asumir
compromisos; las esposas y las viudas
estaban exentas.