Respuestas
La gran mayoría no dudaríamos en responder afirmativamente a esta pregunta. Es más, nos sorprendería que nos la hicieran. ¿Acaso se está insinuando que nos iría mejor en una dictadura? Pues no, obviamente no voy por ahí.
La base de la democracia es que cada persona tiene un voto y además es libre para decidir qué hace con él. A eso se añade que todos los votos valen lo mismo, lo que significa que todos tenemos el mismo valor político sea cual sea el nivel de formación de cada uno. Naturalmente, en los albores de la democracia todo esto fue muy debatido. Tanto en Inglaterra como en otros países costó mucho tiempo admitir que votasen los campesinos y obreros en pie de igualdad con la gente educada, o simplemente adinerada. Se cuestionaba por ejemplo que, al no tener unos y otros capacidades equiparables para decidir sobre su voto, carecía de sentido darles el mismo poder para determinar los destinos de la nación. Pero no solo se discutía sobre el nivel cultural o intelectual, sino también sobre los grados de libertad con que cada cual podía formarse su propia opinión política. Así, el motivo por el cual se negó durante mucho tiempo el voto a las mujeres fue por creer que estarían mediatizadas por sus maridos.