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29
La mujer era considerada un complemento para el varón y debía ser educada por y para ello.
Las más afortunadas, aún a pesar de no recibir una educación exquisita, eran las amas de casa nobles, las cuales custodiaban e inspeccionaban la “educación” de sus hijos además de coordinar y dirigir a sus sirvientes.
Las damas de la aristocracia durante los siglos XVII y XVIII se dedicaban a recitar versos y a tocar instrumentos musicales. En términos generales, las hijas nobles se internaban en conventos para que aprendiesen.
Las mujeres con recursos, las mujeres nobles y de la burguesía aprendían doctrina cristiana, a leer y escribir, costura y, a veces, música en su casa, con profesores particulares o con sus madres, también en internados femeninos o en conventos.
Las menos afortunadas eran las mujeres campesinas que llevaban a cabo todo tipo de trabajos en el hogar, los realizaban no en labor de supervisión sino en un papel de 1º persona, una labor directa: limpiar, preparar alimento, cuidar animales, curar y tejer el cáñamo o el lino e incluso existían amas de casa no privilegiadas de las ciudades, quienes compaginaban el trabajo doméstico y el del taller, la cual era una ardua y agotadora jornada de la mujer.
Las más afortunadas, aún a pesar de no recibir una educación exquisita, eran las amas de casa nobles, las cuales custodiaban e inspeccionaban la “educación” de sus hijos además de coordinar y dirigir a sus sirvientes.
Las damas de la aristocracia durante los siglos XVII y XVIII se dedicaban a recitar versos y a tocar instrumentos musicales. En términos generales, las hijas nobles se internaban en conventos para que aprendiesen.
Las mujeres con recursos, las mujeres nobles y de la burguesía aprendían doctrina cristiana, a leer y escribir, costura y, a veces, música en su casa, con profesores particulares o con sus madres, también en internados femeninos o en conventos.
Las menos afortunadas eran las mujeres campesinas que llevaban a cabo todo tipo de trabajos en el hogar, los realizaban no en labor de supervisión sino en un papel de 1º persona, una labor directa: limpiar, preparar alimento, cuidar animales, curar y tejer el cáñamo o el lino e incluso existían amas de casa no privilegiadas de las ciudades, quienes compaginaban el trabajo doméstico y el del taller, la cual era una ardua y agotadora jornada de la mujer.
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12
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La figura de la mujer quedaba relegada al centro del hogar, del que era dueña y señora, atendiendo tareas como la crianza de los hijos, la organización del servicio, si había, y de la economía doméstica en el caso de que el marido, estuviese en la guerras, siempre que no hubiese un varón en la casa.
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