Respuestas
Potenciar las energías renovables. Una de las formas de reducir las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) que liberan CO2 es la utilización de fuentes de energía limpias como la solar, la eólica, la mareomotriz (que utiliza la fuerza de las olas), la térmica, etc.
2. Disminuir el uso del automóvil. Hay muchas ocasiones en las que podemos desplazarnos sin utilizar el coche. Caminar, ir en bici, o utilizar el transporte público son alternativas que ayudan a eliminar el uso de combustibles fósiles y reducir el calentamiento global. En los casos en los que el coche sea totalmente necesario, una solución es compartir coche con compañeros, amigos o familiares. Los nuevos vehículos eléctricos, que no utilizan motor de combustión ni necesitan gasolina, se presentan como la alternativa más respetuosa con el medio ambiente.
3. Plantar árboles. Potenciar la reforestación a nivel mundial de zonas arrasadas por la tala es otra solución. Los árboles absorben CO2 y producen oxígeno. A lo largo de un año, una hectárea de árboles elimina la misma cantidad de dióxido de carbono que producen cuatro familias en ese mismo tiempo. Plantar árboles en las ciudadesy crear más parques en entornos urbanos ayuda a disminuir el efecto invernadero.
4. Reciclar. Un pequeño porcentaje del dióxido de carbono que existe actualmente proviene de la descomposición de los diversos productos orgánicos y desperdicios que se arrojan en los vertederos. Teniendo en cuenta que el 65% de todo lo que termina en las basuras de las casas se puede reciclar, si el consumidor actúa de forma responsable y recicla los diferentes residuos (papel, vidrio, envases, cartón, etc.) puede ayudar a evitar la emisión de CO2. Asimismo, utilizar productos como el papel reciclado ayuda a disminuir la tala de árboles, fundamentales para mitigar el efecto invernadero. Ante la duda, echa un vistazo a nuestra Guía de reciclaje.
5. Elegir electrodomésticos eficientes. A la hora de comprar un electrodoméstico, el consumidor debe fijarse en una etiqueta energética que va de la letra A (más eficiente) a la letra G (menos eficiente) en función de los consumos eléctricos. Lo mejor es elegir los electrodomésticos de calificación A. Con las mismas prestaciones, un aparato de clase A consume un 70% menos energía que otro de clase G. En cuanto a otros aparatos electrónicos, hay que tener en cuenta que si están en modo de espera (stand-by) siguen consumiendo energía aunque no los estés utilizando.