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Carlomagno, coronado emperador en el año 800, había conseguido reunir una buena parte de Europa Occidental bajo su dominio: el Imperio carolingio. Para unificarlo y fortalecerlo, decidió ejecutar una reforma en la educación. El monje inglés Alcuino de York elaboró para ello un proyecto de desarrollo escolar que buscaba revivir el saber clásico estableciendo los programas de estudio a partir de las siete artes liberales: el trivium, o enseñanza literaria (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium, o enseñanza científica (aritmética, geometría, astronomía y música). A partir del año 787, se promulgaron decretos que recomendaban, en todo el imperio, la restauración de las antiguas escuelas y la fundación de otras nuevas. Institucionalmente, esas nuevas escuelas podían ser monacales, bajo la responsabilidad de los monasterios; catedrales, junto a la sede de los obispados; municipales, bajo el auspicio de los ayuntamientos; y palatinas, junto a las cortes. Esas medidas tendrían sus efectos más significativos sólo algunos siglos más tarde (aunque desde mediados del siglo IX ya funcionaban por ejemplo, la monástica escuela de Auxerre o la escuela palatina de Carlos el Calvo —Escoto Erígena—). La enseñanza de la dialéctica (o lógica) fue haciendo renacer el interés por la indagación de carácter especulativa; de esa semilla surgiría la filosofía cristiana de la Escolástica.
En los siglos XII y XIII, algunas de las escuelas que habían sido estructuradas mediante las órdenes de Carlomagno, que destacaban por su alto nivel de enseñanza, ganan el título primero de Estudio General y más adelante el de Universidad. Esto ocurre especialmente entre las escuelas catedralicias. Después comenzaron a surgir instituciones, fundadas por autoridades, que ya nacían estructuradas como una institución de enseñanza superior. Las universidades que evolucionaron de escuelas, fueron llamadas ex consuetudine; aquellas fundadas por reyes o papas eran las universidades ex privilegio.
Entre 1200 y 1400 fueron fundadas, en Europa, 52 universidades, y 29 de ellas fueron erigidas por papas. La transformación cultural generada por las universidades en el siglo XIII, fue expresada por la frase de Charles H. Haskins: En 1100, la escuela seguía al maestro; en 1200, el maestro seguía a la escuela..1 Por estos siglos las universidades tuvieron carácter de gremio, como cualquier otro en la Edad Media. Lo que diferenciaba a los universitarios del resto de los artesanos miembros de los gremios es que ellos eran artesanos de la palabra.2 Constituyeron así gremios de intelectuales, que muchas veces se avergonzaban del trabajo manual.3
Algunas de estas escuelas recibían de la Iglesia Católica o de Reyes y Emperadores el título de Studium Generale, que indicaba que aquella era una escuela de renombre internacional; éstos eran considerados los locales de enseñanza más prestigiosos del continente. Los profesores de un Studium Generale eran animados a dar cursos en otros institutos por toda Europa, así como a compartir documentos. Ello inició la cultura de intercambio presente aún hoy en las universidades europeas.
Entre los precedentes de la universidad medieval europea, se encuentran también las escuelas monásticas, las escuelas catedralicias, algunas se desarrollaron últimamente en universidades verdaderas.4