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La tolerancia religiosa es la capacidad de respetar las prácticas y creencias religiosas de los demás, aun cuando estas sean diferentes de las propias. Como tal, la tolerancia religiosa es una virtud moral que supone el respeto a la integridad humana y espiritual del otro, hacia sus ideas, prácticas y creencias, sin importar que sean contrarias a las nuestras.
En este sentido, la tolerancia religiosa implica el reconocimiento y la conciencia de que todas las personas tenemos derecho a pensar distinto y a profesar diferentes creencias o a renunciar por completo a la fe religiosa; todo lo cual supone, además, ser capaces de comprender que todas las creencias son igualmente válidas y respetables, sin suponer, de por sí, un impedimento real para una convivencia armónica, basada en la libertad, el respeto y la justicia. La tolerancia religiosa, pues, resulta fundamental para la vida en sociedad.
Asimismo, la tolerancia religiosa significa que nadie tiene derecho a imponer sus creencias a los otros, o a obligar a los demás a observar y acatar los mismos principios que dicta su doctrina espiritual. Por esta razón, nadie tiene, tampoco, el derecho de coartar o coaccionar la libertad de expresión de otra persona en temas de índole religiosa, pues la tolerancia religiosa también entraña el respeto a los valores, las creencias y la libertad de expresarse de los otros, aun cuando sus valores, creencias y opiniones choquen con los propios.
Por otro lado, la tolerancia religiosa está contemplada en muchos sistemas políticos modernos, que garantizan la tolerancia de culto y plenas libertades individuales. En este sentido, todas las personas tienen derecho de profesar o no cualquier religión sin que por ello corran el riesgo de ser sometidas a discriminaciones, atropellos o amenazas. De allí que la libertad de culto sea también un derecho humano fundamental.
Para Voltaire, por su parte, la tolerancia religiosa, abordada en su Tratado sobre la tolerancia, se refería a la posibilidad de que todos los hombres, sin distinciones de clases o de religión, pudieran convivir e interactuar sin que las creencias de uno se impusieran sobre las del otro. Afirmaba, entre otras cosas, que los seres humanos “tenemos suficiente religión para odiar y perseguir y no la tenemos en cambio para amar y socorrer a los demás”. Asimismo, era opuesto al espíritu que reinaba entre los intolerantes, y afirmaba que “el derecho a la intolerancia es absurdo y bárbaro”.
Intolerancia religiosaLa intolerancia religiosa supone el irrespeto del derecho de los otros a profesar prácticas y creencias religiosas diferentes a las nuestras. En este sentido, la intolerancia religiosa supone una violación de los derechos a la libertad de expresión y libertad de culto, plasmados en la declaración de los Derechos Humanos.
La intolerancia religiosa ha sido la excusa, en diversos lugares y épocas, de grandes crímenes y masacres que de ningún modo pueden justificarse: el genocidio indígena en América, la quema de judíos en Europa durante la Edad Media, la masacre de cristianos en países islámicos, entre otros. De allí que la intolerancia religiosa no sea sino una forma de violar los derechos humanos bajo el amparo de una fe.