nesesito la tarea larga de los simbolos patrios tienes que se leyenda inventada
marindo:
grasias
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El 12 de noviembre de 1853, bajo la presidencia de Antonio López de Santa Anna, el Ministerio de Fomento, a cargo de Joaquín Velázquez de León, publicó una convocatoria para la creación de un Himno Nacional, que firmada por el oficial mayor, Miguel Lerdo de Tejada, ofrecía un premio “a la mejor composición poética que pueda servir de letra a un canto verdaderamente patriótico”, y señalaba un perentorio plazo de veinte días para presentar el trabajo.
Francisco González Bocanegra no intentaba tomar la pluma para concursar, arguyendo que no era su estilo, que una cosa era escribir versos para la mujer amada y otra muy distinta tener la inspiración para escribir un himno a la patria. Pero Guadalupe González del Pino (Pilli), tenía una fe inmensa en la calidad poética de su novio. Como Francisco se negaba a presentarse al certamen, a pesar de la insistencia de Pilli y de sus amigos, ella, con un pretexto lo guió hasta una pieza aislada de su casa en la calle de Santa Clara (hoy Tacuba) número 6; lo encerró, y se negó a abrirle mientras no le pasara por debajo de la puerta la composición que iría al concurso.
Mucho trabajo le costó a González Bocanegra empezar a escribir su canto a la Patria. Tuvo que repasar mentalmente todas las vicisitudes que había vivido México, los logros, los fracasos, los ideales… y, despertada la inspiración, fluyeron los versos casi sin corrección, casi sin dudas… y después de cuatro horas de trabajo, esos versos, improvisados en cuanto a su forma, pero detenidamente pensados y sentidos en cuanto a su contenido, pasaron por debajo de la puerta cerrada de las manos del poeta a las de su musa, y de las de ella a la historia.
Eran las dos de la tarde, a las seis el novio llamó a voces, diciendo que había cumplido. Ante los habitantes de la casa, la propia Guadalupe leyó los vibrantes versos que había escrito González Bocanegra, que empiezan así: "Mexicanos, al grito de guerra el acero aprestad y el bridón..." Todos aplaudieron tan bellas estrofas y Guadalupe se comprometió en matrimonio con Francisco. Los jurados de la comisión calificadora escogieron el poema de González Bocanegra, entre las 24 composiciones que fueran recibidas, y aunque ningún premio se otorgó al autor, a última hora, sí quedó su himno eternamente en el corazón de los mexicanos.
Francisco González Bocanegra no intentaba tomar la pluma para concursar, arguyendo que no era su estilo, que una cosa era escribir versos para la mujer amada y otra muy distinta tener la inspiración para escribir un himno a la patria. Pero Guadalupe González del Pino (Pilli), tenía una fe inmensa en la calidad poética de su novio. Como Francisco se negaba a presentarse al certamen, a pesar de la insistencia de Pilli y de sus amigos, ella, con un pretexto lo guió hasta una pieza aislada de su casa en la calle de Santa Clara (hoy Tacuba) número 6; lo encerró, y se negó a abrirle mientras no le pasara por debajo de la puerta la composición que iría al concurso.
Mucho trabajo le costó a González Bocanegra empezar a escribir su canto a la Patria. Tuvo que repasar mentalmente todas las vicisitudes que había vivido México, los logros, los fracasos, los ideales… y, despertada la inspiración, fluyeron los versos casi sin corrección, casi sin dudas… y después de cuatro horas de trabajo, esos versos, improvisados en cuanto a su forma, pero detenidamente pensados y sentidos en cuanto a su contenido, pasaron por debajo de la puerta cerrada de las manos del poeta a las de su musa, y de las de ella a la historia.
Eran las dos de la tarde, a las seis el novio llamó a voces, diciendo que había cumplido. Ante los habitantes de la casa, la propia Guadalupe leyó los vibrantes versos que había escrito González Bocanegra, que empiezan así: "Mexicanos, al grito de guerra el acero aprestad y el bridón..." Todos aplaudieron tan bellas estrofas y Guadalupe se comprometió en matrimonio con Francisco. Los jurados de la comisión calificadora escogieron el poema de González Bocanegra, entre las 24 composiciones que fueran recibidas, y aunque ningún premio se otorgó al autor, a última hora, sí quedó su himno eternamente en el corazón de los mexicanos.
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