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Para comprobar que el mundo es un lugar terrible, basta con ojear el periódico: catástrofes naturales, guerras, intolerancia, pobreza. Los colombianos, por desgracia, sabemos bastante de eso.
La sabiduría popular pretende consolarnos con la idea de que no hay mal que por bien no venga, quizá la sentencia más desacertada del refranero (para convencerse de lo contrario es suficiente darse un golpe en el dedo meñique del pie). Esa noción tuvo su expresión más sofisticada en el siglo XVIII, en la ‘Teodicea’ de Leibniz, donde se sostiene que este mundo es el mejor de todos los mundos posibles. Con ello, Leibniz buscaba resolver el llamado problema del mal, a saber: ¿si Dios es bueno, omnisciente y todopoderoso por qué existe el mal? El siglo XVIII era una época devota, así que la opción de que Dios no existiera o fuera por completo indiferente al sufrimiento no tenía mucho cartel, pero no faltaron pensadores que advirtieran que la doctrina era contraria a la experiencia, cuando no una idiotez. Uno de esos fue Voltaire, que la ridiculizó sin piedad en ‘Cándido’.
En el primer capítulo encontramos a Cándido viviendo en el más hermoso de los castillos, donde aprende que las cosas solo pueden ser como son y que “si todo ha sido hecho para un fin, necesariamente todo es para el mejor fin”. La aventura comienza casi de inmediato cuando Cándido es expulsado del castillo y se ve forzado a conocer la realidad del mejor de los mundos posibles. Lo que sigue es una serie de desdichas y padecimientos sin término. Sin embargo, las escenas que en otro contexto nos horrorizarían aquí nos producen risa e incluso carcajadas. Para probar que este no es el mejor de los mundos posibles, Voltaire descarta el patetismo y opta por el humor. El resultado es un relato tremendamente entretenido, pero así mismo tremendamente sabio.
Para comprobar que el mundo es, también, un lugar maravilloso, basta con marcar un gol, el sí de la persona indicada, los placeres de la lectura compartida (ponga aquí sus propios ejemplos). Borges decía que un mundo que nos ha dado a Voltaire tiene derecho a que se lo considere el mejor.