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Anaforas:
El canto de las aves, el canto de los árboles y el canto de la lluvia
Camina, camina no te quedes atrás.
Etopeyas:
“Su vivir se asemeja, en el andar sin descanso, a un evangelista del civismo, cuya inmensa caída de prosélitos él viera por seis lustros alimentando muchedumbres, livertando galeotes, avizorando lejanías, fascinando mieses de pasión, aromando la extraña como propia tienda con el precioso sándalo de la bondad y del ingenio…” – Guillermo León Valencia
“Pero ¡ay de mí!, sufro un destino semejante al de mi padre. Soy hija de Tántalo, el cual convivía con las divinidades, pero, después del banquete, era expulsado de la compañía de los dioses, y, puesto que procedo de Tántalo, confirmo mi linaje con las desgracias.” – Níobe, según Eurípides.
El canto de las aves, el canto de los árboles y el canto de la lluvia
Camina, camina no te quedes atrás.
Etopeyas:
“Su vivir se asemeja, en el andar sin descanso, a un evangelista del civismo, cuya inmensa caída de prosélitos él viera por seis lustros alimentando muchedumbres, livertando galeotes, avizorando lejanías, fascinando mieses de pasión, aromando la extraña como propia tienda con el precioso sándalo de la bondad y del ingenio…” – Guillermo León Valencia
“Pero ¡ay de mí!, sufro un destino semejante al de mi padre. Soy hija de Tántalo, el cual convivía con las divinidades, pero, después del banquete, era expulsado de la compañía de los dioses, y, puesto que procedo de Tántalo, confirmo mi linaje con las desgracias.” – Níobe, según Eurípides.
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