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“En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, paro algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo
Cuando leemos el evangelio de hoy, quizás pensemos que Jesús al ascender nos ha dejado, se ha ido excesivamente lejos, porque el cielo esta demasiado lejano para nosotros. Sin embargo el cielo no es más que la comunión con Dios, volver a vivir en la plenitud, en la unidad con el Padre.
Por eso, es tan importante tener fe, porque quien no la tiene no piensa en esa dimensión de la vida y vive más apegado a la tierra. Pero para el creyente, la fe es llegar a la meta, a la felicidad, al encuentro personal con Dios al que hemos conocido a través de Jesús.
También deberíamos caer en la cuenta de que Jesús nos da fuerza, energía y ánimo para que llevemos la Palabra revelada, bauticemos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Con toda claridad nos dice que no estamos solos, que Él nos acompaña en esta tarea que nos ha encomendado y cada vez que celebremos la Eucaristía se hace presencia entre nosotros y somos nosotros los que le seguimos los que tenemos que dar testimonio de Él , de forma especial entre los más humildes, los más marginados, los más desheredados de la tierra.
En este domingo primero de mes, como siempre dedicado a Cáritas, Dios a través de Cristo y este a través de nosotros se hace consuelo, cercanía, pan, vino y sobre todo amor para esos hermanos nuestros que están padeciendo a causa de la enfermedad, del paro y de la soledad. La fuerza y la energía nos la manda Él, las manos y la esperanza las ponemos nosotros.
Cuando leemos el evangelio de hoy, quizás pensemos que Jesús al ascender nos ha dejado, se ha ido excesivamente lejos, porque el cielo esta demasiado lejano para nosotros. Sin embargo el cielo no es más que la comunión con Dios, volver a vivir en la plenitud, en la unidad con el Padre.
Por eso, es tan importante tener fe, porque quien no la tiene no piensa en esa dimensión de la vida y vive más apegado a la tierra. Pero para el creyente, la fe es llegar a la meta, a la felicidad, al encuentro personal con Dios al que hemos conocido a través de Jesús.
También deberíamos caer en la cuenta de que Jesús nos da fuerza, energía y ánimo para que llevemos la Palabra revelada, bauticemos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Con toda claridad nos dice que no estamos solos, que Él nos acompaña en esta tarea que nos ha encomendado y cada vez que celebremos la Eucaristía se hace presencia entre nosotros y somos nosotros los que le seguimos los que tenemos que dar testimonio de Él , de forma especial entre los más humildes, los más marginados, los más desheredados de la tierra.
En este domingo primero de mes, como siempre dedicado a Cáritas, Dios a través de Cristo y este a través de nosotros se hace consuelo, cercanía, pan, vino y sobre todo amor para esos hermanos nuestros que están padeciendo a causa de la enfermedad, del paro y de la soledad. La fuerza y la energía nos la manda Él, las manos y la esperanza las ponemos nosotros.
superminecrafte:
hay si termina
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