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Fotograma de la película 'Selma' donde se representa la primera gran marcha de Selma a Montgomery. WANDA
CLARA FELISMadridActualizado: 04/03/2015 16:28 horas1Resistir. Luchar sin violencia. Protestar de manera silenciosa para hacer más ruido que el que grita. Esperar y vencer. Esos fueron los pasos que siguieron todas y cada una de las personas que se unieron al Movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos de Martin Luther King (1929-1968) cuyo legado aún perdura en la actualidad. Conseguir la igualdad social y acabar con la segregación racial fue la principal batalla del pastor, que convirtió en realidad los sueños que desde hacía décadas parecían inalcanzables. I have a dream. Ya saben.
Sobre ese largo camino hacia la libertad, a vivir sin miedo, al respeto mutuo trata Selma. La película de Ava DuVernay, que llegará a las salas de cine este viernes, se remonta y muestra con detalle aquel intenso 1965. El año de las grandes marchas de Selma. El año de la unidad americana. El año en el que los afroamericanos pudieron por fin votar.
Luther King charla con el presidente Lyndon B. Johnson./WANDA
Un logro que no resultó fácil. El acoso y la violencia de la policía hacia los ciudadanos afroamericanos, la dejadez inicial del presidente Lyndon B. Johnson (Tom Wilkinson) sobre la discriminación del voto, el racismo extremo y la falta de tacto del gobernador de Alabama, George Wallace (Tim Roth), el desprecio de la sociedad americana con los ciudadanos negros, fueron sólo algunos de los obstáculos que tuvo que vencer Luther King (David Oyelowo), sin olvidar claro, el seguimiento que hizo el FBI a cada paso que daba el pastor estadounidense.
Oyelowo interpreta a Luther King como un hombre moderado, apasionado, persistente, valiente y protector. Humano al fin y al cabo. "Solemos relacionar a King con una estatua, un discurso, un día de fiesta, pero era un hombre. Un hombre que tenía relaciones complicadas, que era muy umano, y un hombre que murió a la edad de los 39 años por luchar por esas libertades de las que todos disfrutamos ahora", reflexiona la directora.
Dmo la mentalidad colonial del siglo XIX seguía presente en muchos de los ciudadanos blancos americanos que veían a los negros como seres inferiores, molestos incluso. De ahí los insultos, golpes y ve