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intiendo extraña. Sus amigas también lo han notado. Kia se sorprendió cuando Lindsay rechazó su invitación a ir de compras el sábado pasado (siempre le ha gustado ir de compras). En realidad, no había razón para no ir, pero Lindsay simplemente no tenía ganas. En lugar de ir, pasó gran parte del sábado durmiendo.
Pero quedarse en su casa más de lo habitual no es el único cambio en Lindsay. Siempre fue muy buena estudiante, pero en los últimos meses sus notas han bajado de manera notoria y tiene problemas para concentrarse. Incluso ha desaprobado algunos exámenes y aún no ha entregado un ejercicio que debía entregar la semana pasada.
Cuando regresa a su hogar para la cena, después de entrenar, no tiene hambre. Si bien hace el esfuerzo de comer un poco con su familia, no tiene demasiado apetito (y nada pareciera tener tan buen sabor como solía tener). Después de la cena, Lindsay va a su habitación, hace algunas tareas y se acuesta. Ni siquiera tiene ánimo para hablar por teléfono con sus amigas.
Cuando su madre le pregunta qué le pasa, Lindsay siente ganas de llorar pero no sabe por qué. Todo parece estar mal, aunque no ha ocurrido nada malo en particular. Lindsay simplemente se siente triste todo el tiempo y no se puede liberar de ese sentimiento. Lindsay quizá no sea consciente de esto todavía, pero está deprimida.