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Características
Eric Allen Norlinger, citado por el historiador español Eduardo González Calleja, clasificó en 1976 los regímenes militares en tres categorías: «moderadores» (cuando pretenden preservar el statu quo político y social); «guardianes» (cuando impiden el cambio político sin acometer la movilización política «desde arriba»); y «gobernantes», "que se proponen efectuar un cambio político y abordar grandes planes de desarrollo económico, lo que conlleva grandes transformaciones en los centros de distribución del poder".
Las dictaduras militares generalmente han justificado su presencia en el poder como una manera de traer la «estabilidad política para la nación o de rescatarla de la amenaza de "ideologías peligrosas"». Los regímenes militares tienden a retratarse como independientes, como un partido "neutral" que proporciona una dirección interina apartidista en épocas de la agitación, al tiempo que presentan a los políticos civiles como corruptos e ineficaces.
Una de las características casi universales de un gobierno militar es la institución de la ley marcial o de un estado de la emergencia permanente, mediante la cual se eliminan todas las garantías jurídicas que protegen a las personas contra el abuso del Estado. Los regímenes militares generalmente no respetan los derechos humanosy utilizan la fuerza y la represión para silenciar a los disidentes y opositores políticos.
La dictadura militar típica en América Latina es dirigida por una junta o un comité integrado por la dirección del Estado mayor de los militares. Así fue como ocurrió en Argentina, entre 1976 y 1983, años en que fue gobernado por juntas militares integradas por los más altos representantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. En este caso, el presidente de la junta, primero entre iguales, suele asumir a menudo personalmente la jefatura del estado, pero luego va rotando. Así ocurrió con el general Jorge Rafael Videla, quien asumió el poder en Argentina tras el golpe de Estado de 1976, y en cierta forma con Juan María Bordaberry en Uruguayentre 1973 y 1984, aunque allí hubo civiles que oficiaron de "fachada" cívico-militar. En Chile la situación con el dictador militar Augusto Pinochet Ugarte, quien ostentó el poder en ese país entre 1973 y 1990 fue algo diferente, ya que asumió en el mismo contexto de presidente de la Junta, pero luego consolidó el poder en torno a su figura y lo ejerció hasta el final del período, prolongándose incluso como senador vitalicio en la transición a la democracia. Algo muy parecido realizó Dési Bouterse en Surinam.