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Las curiosas semejanzas y diferencias de los microorganismos que habitan en la Antártica y en el desierto de Atacama
4 junio, 202063634
Científicos explican cómo las bacterias, los hongos y los virus, entre otros, están presentes en ambientes extremos, tan distintos y alejados físicamente.
Comunicaciones Par Explora Antofagasta. ¿Qué tienen en común los microorganismos que habitan en la Antártica y en el desierto de Atacama?, es quizás una de las tantas preguntas que nos hemos hecho respecto a la naturaleza que nos rodea. Es una interrogante interesante y que llama bastante la atención, porque busca indagar en la existencia de microorganismos en dos territorios totalmente distintos: uno desértico y con mucho calor durante el día, en el norte de Chile; y otro con nieve, hielo y mucho frío, en el continente austral del planeta Tierra.
Para comprender el mundo de estos diminutos organismos, el PAR Explora Antofagasta, del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, ejecutado por la Universidad Católica del Norte (UCN), ha consultado a científicos que se han dedicado a investigar a los microorganismos que están presentes en el desierto de Atacama en la Región de Antofagasta y en la Antártica.
Antes que todo, es necesario conocer la definición de microorganismo. El Dr. Paris Lavín, profesor asistente del Departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos, de la Universidad de Antofagasta (UA), explica que “corresponde a todos los organismos que no podemos ver a simple vista y que necesitamos obligatoriamente el uso de instrumentos como el microscopio para poder visualizar su forma”.
AMBIENTES EXTREMOS
El Dr. Lavín, quien también es investigador del Instituto Antofagasta de la UA, comenta que tanto la Antártica como el desierto de Atacama, son para las personas ambientes extremos debido a sus condiciones de escasa disponibilidad de agua y sus oscilaciones térmicas, que van desde -25°C a más de 45°C en algunos lugares del desierto de Atacama, y de -89.2°C a 18,3 °C en la Antártica, según detalla el científico, lo que provoca que sean difícil habitarlos.
“Además, en ambos casos la desecación generada tanto por la evaporación como por el congelamiento del agua, se traduce en un aumento de la concentración de sales en el suelo. La alta radiación UV en ambos lugares también es otro factor que afectan a los organismos. Por otro lado, en algunas zonas antárticas, como por ejemplo en las islas Shetland del sur, donde los suelos tienen un origen volcánico, podemos encontrar concentraciones de metales naturalmente altas como aquellas encontradas en el desierto de Atacama”, afirma.
En cuanto a las semejanzas entre los microorganismos que habitan en ambos ambientes, el Dr. Lavín asegura que las condiciones predominantes seleccionan organismos que tengan la capacidad de “contornar las dificultades generadas tanto por la temperatura, sequedad, radiación UV y altas concentraciones de metales pesados”. “Por lo tanto, en ambos casos vamos a encontrar mayoritariamente microorganismos capaces de formar estructuras de resistencias, como esporas, que les permiten esperar que las condiciones ambientales sean más propicias, al llegar a los rangos óptimos de temperatura para volver a la actividad. De forma general, podemos encontrar los mismos grupos de microorganismos predominantes viviendo en ambos ambientes”, subraya.
El Dr. Gonzalo Barriga, virólogo del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile y director de Dr. Virus y los Invisibles, quien realizó la charla en vivo de PAR Explora Antofagasta, denominada “¿Cómo el coronavirus ingresó al zoológico microbiológico llamado Chile?”, explica que “una cosa que podríamos decir que los une (a los microorganismos de ambos territorios) es que son extremófilos, lo que significa que son microorganismos que tienen la posibilidad de soportar cambios
BACTERIAS Y VIRUS
Entendiendo que los virus son microorganismos más pequeños que las bacterias, por ejemplo, el Dr. Barriga, comenta que “en general la comunidad lo que más conoce dentro de lo más chico es la bacteria. Las bacterias se dividen, interaccionan a través de química entre ellas, se comen unas a otras. Los virus no hacen eso. Los virus no tienen toda la maquinaria para dividirse por sí solos. Entonces, si un virus está en el medio ambiente se considera inactivo o, el término más técnico sería, muerto. Pero si a este virus muerto yo lo tomo y lo pongo dentro de una célula, este virus se activa porque ahora tiene todas las herramientas para vivir y ahí se divide. Entonces, si yo pongo este virus en la Antártica lo más probable es que se mantenga en un estado estático o esperando por años a que de alguna forma logre encontrar todo el resto de maquinaria que necesita para dividirse. Entonces, es un buen lugar para mantenerse en el tiempo, sin mayores degradaciones