• Asignatura: Castellano
  • Autor: yeimiturriago
  • hace 1 día

2. Escribe los signos de puntuación que se necesiten en el siguiente texto

Estos días de atrás cuando hizo tantísimo frío no se veían más que cosechas y cosechas destruidas del hielo por toda la carretera litoral de Barcelona hasta Tortosa Murieron inclusive muchos árboles frutales y naranjos y olivos Hasta
viejos olivos ya árboles grandes padres se llegaron a helar como los débiles geranios La cosecha de flores arrasada se lamentaba por sus flores los campesinos del Penedés de la Plana de Reus del campo de Tarragona Sobrevivían los pinos marítimos bajo el cielo de acero contra vientos glaciales que entraban de la mar a mediodía los arbustos bravíos agitando sus melenas verdioscuras entre los blancos peñascales hacia las faldas del Montsant
Así es que al no ver a nadie en el sitio echan una mirada en derredor cuando de pronto ahí mismo al otro lado de la carretera el hombrecín Allí junto se había agazapado en una especie de cobijo como una garita de tierra que hacía de terraplén y quieto allí sin decir nada las manos así puestas sobre un cacho de fuego que se había organizado con cuatro palitroques y un puñado de pasto y hojas secas. Con que acuden a él y le hablan esas preguntas que se hacen sobre qué había pasado si estaba herido a lo mejor si notaba alguna cosa Y él no lo miraba si quiera ni levantar los ojos de la lumbre no hizo más que mover levemente la cabeza en sentido negativo

Rafael Sánchez
AYUDENME POR FAVOR PLIS

Respuestas

Respuesta dada por: mariamaerti6
3

Respuesta:

Estos días de atrás, cuando hizo tantísimo frío, no se veían más que cosechas y

cosechas destruidas del hielo, por toda la carretera litoral de Barcelona hasta

Tortosa. Murieron inclusive muchos árboles frutales, y naranjos, y olivos. Hasta

viejos olivos, ya árboles grandes, padres, se llegaron a helar, como los débiles

geranios. La cosecha de flores, arrasada. Se lamentaban por sus flores los

campesinos del Penedés, de la Plana de Reus, del campo de Tarragona.  

Sobreviviían los pinos marítimos bajo el cielo de acero, contra vientos glaciales que

entraban de la mar a mediodía: los arbustos bravíos, agitando sus melenas

verdioscuras entre los blancos peñascales, hacia las faldas del Montsant.

(...)

Así es que al no ver a nadie en el sitio, echan una mirada en derredor, cuando de

pronto, ahí mismo, al otro lado de la carretera: el hombrecín. Allí junto se había

agazapado, en una especid de cobijo, como una garita de tierra, que hacía de

terraplén; y quieto allí, sin decir nada, las manos así puestas sobre un cacho de

fuego que se había organizado con cuatro palitroques y un puñado de pasto y hojas

secas. Conque acuden a él y le hablan, esas preguntas que se hacen, sobre qué

había pasado, si estaba herido a lo mejor, si notaba alguna cosa. Y él no lo miraba

si quiera, ni levantar los ojos de la lumbre; no hizo más que mover levemente la

cabeza en sentido negativo.

Explicación:


yeimiturriago: gracias
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