Acto Primero
Juan y Juana en su casa. Juan permanece de pie, mientras su mujer cose sentada en una silla.
Juan: (Tras un largo silencio. Con firmeza). Definitivamente, no creo en los marcianos. (Pausa). Y para
demostrarlo, repito a viva voz (Con énfasis): No creo en los marcianos.
Juana: ¡Vas a perdernos, Juan! Aún no se sabe cuál es la doctrina oficial sobre este punto. Y mientras las
autoridades nada digan, es menester callarse. Además, no debemos olvidar que tenemos pruebas
efectivas, tan ciertas que no hay duda posible: los marcianos existen.
Juan: ¿De qué pruebas me hablas?
Juana: (Se levanta, recoge un periódico y lee). “Un avión en vuelo de París a Calcuta, se cruzó a diez
mil metros con un objeto volador que despedía luces azules y destellos rojos. El objeto, luego de
seguir al avión durante un cuarto de hora, desapareció instantáneamente en dirección sur”. (Tras
un breve silencio). Y ahora, ¿qué me dices?
Juan: Esto que oyes. No puedo decir más que “esto que oyes”.
Juana: Pero di algo.
Juan: Algo.
Juana: ¿Es que no me quieres decir nada?
Juan: Nada.
Juana: Infame.
Juan: Por complacerte, Juana.
Juana: ¿Cómo te atreves…?
Juan: Cuando pediste que te dijera “algo”, lo dije. Me preguntaste luego por qué no decía “nada” y lo
dije. ¿No cumplo todos tus deseos?
Juana: Mis deseos son que te convenzas. ¿Te acuerdas de aquel disco volador que aterrizó a dos pasos
de Lugo? ¿No lo vieron, acaso, docenas de personas? No comprobaron que dos seres horrendos
descendieron del disco, lo revisaron y después se subieron y se fueron? ¿Qué más pruebas requieres?
¿No quedaron las huellas del objeto y los marcianos impresas en el blando terreno?
Juan: (Solemne). Pese a todo, declaro una vez más que no creo en marcianos.
Juana: Retrógrado.
Juan: Me atengo a las versiones oficiales. Sé de muy buena fuente que el Gobierno decretará estos días
que no hay marcianos ni discos voladores. Respetemos la ley.
Juana: Pero si hay pruebas…
Juan: Disciplina y respeto. Y obediencia a las normas. Aquello que tú llamas ser retrógrado no es más
que mi adhesión a los principios gubernamentales. Por ello, declaro una vez más: ¡No creo en
los marcianos! (Y se queda impasible, en actitud estatuaria).
Comenta con fundamentos este fragmento. ¿Qué características presenta? ¿Es tragedia, comedia o drama?
no respondan si no saben pls.
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