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Respuesta: a ínvestigación sobre los riesgos que el medio natural lleva consigo para el hombre comenzó a desarrollarse en el ámbito geográfico anglosajón hace más de un cuarto de siglo, y con un carácter básicamente aplicado en relación con diversos aspectos de la ordenación del territorio. El momento en que surgen y el objetivo principal de estas investigaciones presta al conjunto de los trabajos realizados hasta hoy, un contenido eminentemente técnico-práctico, con un general olvido del papel que este tipo de acontecimientos tiene respecto a las estructuras económicas y sociales de los grupos afectados, aspecto este al que se ha prestado singular atención por parte de ciertos historíadores (Kula, 1963) cuyo punto de vista es muy interesante introducir en el análisis geográfico de estos fenómenos.
La constatación de que el medio ambiente que nos rodea carece de la domesticidad que nuestra familiaridad con él ímpulsa, incoscientemente, a atribuirle (Haggett, 1975), y que la inestabilidad es uno de sus rasgos más importantes, permite contemplar a las sociedades humanas compitiendo al ocupar la tierra con la incertidumbre de la naturaleza. Desde un punto de vista geográfico el tema reviste importancia singular: recientemente se ha postulado a partir del estudio de los riesgos naturales la necesidad de mantener "el principio de una geografía global", a la vez física y humana, capaz de mostrar la complejidad de las interacciones entre el hombre y su medio (Lacoste, 1982); del mismo modo que el tema se propone desde un punto de vista didáctico con idéntica finalidad,(Schmidt-Wulffen, 1982).
l. El estudio geográfico de los riesgos
El hombre, como el resto de los seres vivos, se encuentra sometido en cierta medida al medio natural que lo rodea. Es precisamente la naturaleza, tanto viviente como inanimada, la que proporciona los elementos necesarios para la existencia de las sociedades humanas, al tiempo que lleva consigo toda una gama de amenazas, dificultades e incluso peligros, contrarios al bienestar del hombre y, a veces, a su propia supervivencia.
Desde que hace ya seis decenios se definió la geografía como "ecología humana" (Barrows, 1923), haciendo hincapié en "las relaciones existentes entre los medios ambientales naturales, de un lado, y la distribución y actividades del hombre, de otro", muchos geógrafos se preocupan por analizar las relaciones generales entre las poblaciones humanas y el medio. Hoy está ya fuera de duda que cualquier examen crítico de las actividades del hombre como especie dominante en un ecosistema, aparte de atraer lógicamente la atención de investigadores de otros campos científicos, pone al geógrafo en contacto con cuestiones realmente fundamentales para la supervivencia de la especie humana y, por supuesto, para el mantenimiento de su calidad de vida (White, 1975).
Desde un punto de vista ecológico, parece claro que la constante interaccíón entre vida y actividad humana por un lado, y medio natural por el otro, se realiza dentro de unos límites muy variables. Hasta cierto nivel, diversos mecanismos de tipo técnico y social (que pueden llegar a ser muy complejos) permiten al hombre obtener de la naturaleza aquello que le es útil, paliando al mismo tiempo la incidencia de aquellos otros aspectos que le pueden ser perjudiciales en algún grado.
Para acomodarse a estos elementos perjudiciales que están inciuídos en el medio, todos los grupos humanos disponen de conjuntos más o menos complejos de formas de adaptación. Pero el azar o la ineficacia en su planteamiento pueden dar lugar a que las formas de adaptación se muestren insuficientes ante un determinado acontecimiento o conjunto de ellos, de lo que pueden derivarse efectos seriamente perjudiciales para el grupo humano. Parece fuera de duda que el estudio detenido de los sistemas de adaptación entre el hombre y el medio reviste singular ímportancia para la geografía. Pero el análisis de los fenómenos excepcionales, capaces de romper con brutalidad el laborioso equilibrio, reviste también primordial interés. Tanto porque muestran claramente los límites de eficacia de los sistemas aplicados por el hombre, como por la frecuencia con que se producen y su transcendencia, que supera en muchos casos los límites locales.
En el campo del estudio de los recursos naturales, el análisis de los riesgos proporciona también avances sustanciales de tal manera que este tipo de investigaciones (al menos en el ambito anglosajón) "ha conducido a uno impactos más visibles y significativos de la profesión de geógrafo en las Polítícas de administración de recursos" (Mitchell, 1979).
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