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Respuesta:La discriminación ataca el corazón mismo de lo que significa ser humano. Discriminar es dañar los derechos de alguien simplemente por ser quien es o por creer en lo que cree. La discriminación es nociva y perpetúa la desigualdad.
Todos tenemos derecho a ser tratados por igual, con independencia de nuestra raza, etnia, nacionalidad, clase, casta, religión, creencias, sexo, género, lengua, orientación sexual, identidad de género, características sexuales, edad, estado de salud u otra condición. Y aun así, con demasiada frecuencia oímos historias desgarradoras de personas que sufren la crueldad sólo por pertenecer a un grupo “diferente” de quienes están en posiciones de privilegio o de poder.
La discriminación tiene lugar cuando una persona no puede disfrutar de sus derechos humanos o de otros derechos legales en condiciones de igualdad con otras personas debido a una distinción injustificada que se establece en la política, la ley o el trato aplicados. La labor de Amnistía Internacional se basa en el principio de no discriminación. Trabajamos con comunidades en todo el mundo para cuestionar leyes y prácticas discriminatorias y garantizar que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos en condiciones de igualdad.
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Antecedentes, alcance y finalidad del informe
1. Las mujeres, niñas y adolescentes corren un riesgo mayor de ser víctimas de
discriminación y violencia, ya que se tiende a hacer caso omiso de sus derechos y a
silenciar constantemente sus necesidades. En las Américas, encuentran distintas
formas de violencia y discriminación en el empleo, la educación, la atención de salud,
la esfera política, la vida privada y otros ámbitos sociales1. Asimismo, los Estados de
la región siguen enfrentando numerosas dificultades para cumplir su obligación de
responder de manera adecuada y eficaz a la discriminación histórica y estructural,
a la desigualdad y a la violencia contra ellas.
2. Los factores de riesgo de violencia y discriminación contra mujeres, niñas y
adolescentes varían según la situación social y cultural en la cual se producen estas
violaciones de derechos humanos y están relacionados con el contexto social e
individual de las víctimas2. La violencia contra ellas está presente en las esferas
pública y privada. Puede ser física, sexual, psicológica, económica, espiritual,
obstétrica o simbólica, y su expresión más extrema es el feminicidio3. La violencia
contra mujeres, niñas y adolescentes puede ser perpetrada o condonada por el
Estado o sus agentes 4 y tiene graves consecuencias: comúnmente ocasiona
problemas físicos, mentales y emocionales a largo plazo para las víctimas y, en
muchos casos, les causa la muerte5. Además, suele tener repercusiones negativas en
la sociedad en su conjunto6
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