¿Qué países han implementado políticas para basar su desarrollo en las energías renovables en el mediano plazo?
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[SANTIAGO] América Latina fue definida como “la nueva frontera para la energía limpia y sostenible” en el informe Green Energy Leaders, divulgado por WWF durante la pasada COP20 en Lima.
Poco antes, seis países de la región se ubicaron en los 12 primeros puestos de 55 naciones emergentes más atractivas para invertir en energías limpias, según el estudio Climascopio 2014, del BID.
América Latina y el Caribe se están volviendo más verdes. Y la tendencia parece haberse vuelto imparable.
“Podríamos llegar a porcentajes altísimos de energías limpias autóctonas, aumentar nuestra soberanía energética y tener costos energéticos estabilizados por mucho tiempo, volviéndonos más competitivos a nivel global”.Ramón Méndez, ex director Nacional de Energía de Uruguay
Según el estudio Global Energy Assesment, Latinoamérica y el África Subsahariana tendrán el mayor despliegue de renovables en 2050, “lo que significa que, como mínimo, 40 por ciento de su abastecimiento de energía primaria provendrá de fuentes renovables”.
Considerando que ese año la demanda energética de América Latina y el Caribe triplicará a la actual, la predicción es ambiciosa. Pero no descabellada.
“La región tiene un enorme potencial de recursos renovables aún por explotar. Se estima que —excluyendo el hidroeléctrico— llega a 80 TWh*, algo así como 22 veces la demanda esperada para la región al 2050”, dice a SciDev.Net Tabaré Arroyo Currás, asesor de la Iniciativa Global de Clima y Energía de WWF, con sede en México, y autor de Green Energy Leaders.
Derribando mitos
Políticas a mediano o largo plazo para impulsar las energías renovables y mecanismos clave que le den sustento, son parte de la fórmula que han seguido los países líderes, plantea Arroyo Currás.
Las naciones que llevan la delantera explotando este potencial son Brasil, Chile, Costa Rica, México y Uruguay. Las fórmulas empleadas y varios mitos derribados en su camino al liderazgo sentarían las bases para fortalecer iniciativas similares en la región.
Uruguay planea tener 50 por ciento de su energía primaria a partir de renovables en 2030; México trabaja por el 33 por ciento de energía limpia para 2018 y Chile se propuso alimentar su matriz eléctrica con 20 por ciento de energías renovables no convencionales (ERNC) en 2025.
Costa Rica quiere llegar a 2021 con 100 por ciento de su energía renovable, y Brasil, con su Plan de Incentivo a las Fuentes Alternativas (2002), alcanzó en 2013 más de 2.200 MW de capacidad instalada de centrales eólicas. Espera sumar otros 7.000 MW hacia 2016.
En todos estos casos, los analistas predicen que las metas se cumplirán antes de lo presupuestado.
Brasil alcanzó casi 80 por ciento de su matriz eléctrica con renovables en 2013 —principalmente hidroeléctrica— y ya es líder continental en generación eólica.
En Costa Rica, más del 90 por ciento de la energía eléctrica se produce con fuentes hidroeléctrica, eólica, geotérmica, solar y de biomasa. “El sector privado anhela aumentar su aporte a la producción eléctrica del actual 15 por ciento del total generado, a por lo menos 25 por ciento, mediante una nueva ley”, dice a SciDev.Net Antonio Monge Santonastasio, presidente de la Fundación Energías Renovables, de ese país.
En Chile, donde las ERNC ya representan 11,17 por ciento de la matriz eléctrica, se estima que el 20 por ciento se superará con holgura. “No sería difícil llegar a 2025 con 25 o 30 por ciento de ERNC”, dice Roberto Román, consultor en energías renovables y académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Matemáticas de la Universidad de Chile.
Una de las razones, argumenta, es que “los precios de instalación de renovables han bajado muchísimo en los últimos tres a cuatro años”. En Chile esto permitió que, sin necesidad de subsidios, en 2014 el 30 por ciento de las licitaciones de suministro energético se las adjudicaran empresas generadoras de ERNC.
“Se ha derribado el gran mito del mayor costo de las renovables y también el que por cada megawatt de ERNC se necesita 1 MW de respaldo de energía convencional [para evitar los problemas de intermitencia de fuentes como viento y sol]”, señala Román.
Uruguay es una prueba de ello. Gracias a una transformación estructural de su sector eléctrico, actualmente hasta 40 por ciento de la energía que consume proviene de fuentes eólicas.
Un innovador mecanismo de despacho de electricidad, donde las centrales hidráulicas alimentan la red solo cuando las fuentes eólicas no satisfacen la demanda, ha permitido estabilizar el sistema eléctrico y bajar el costo de generación del país en 40 por ciento, explica a SciDev.Net Ramón Méndez, ex director Nacional de Energía de Uruguay, y artífice de su política energética.
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Según el estudio Global Energy Assesment, Latinoamérica y el África Subsahariana tendrán el mayor despliegue de renovables en 2050, “lo que significa que, como mínimo, 40 por ciento de su abastecimiento de energía primaria provendrá de fuentes renovables”.
Considerando que ese año la demanda energética de América Latina y el Caribe triplicará a la actual, la predicción es ambiciosa. Pero no descabellada.
“La región tiene un enorme potencial de recursos renovables aún por explotar. Se estima que —excluyendo el hidroeléctrico— llega a 80 TWh*, algo así como 22 veces la demanda esperada para la región al 2050”, dice a SciDev.Net Tabaré Arroyo Currás, asesor de la Iniciativa Global de Clima y Energía de WWF, con sede en México, y autor de Green Energy Leaders.
Derribando mitos
Políticas a mediano o largo plazo para impulsar las energías renovables y mecanismos clave que le den sustento, son parte de la fórmula que han seguido los países líderes, plantea Arroyo Currás.
Las naciones que llevan la delantera explotando este potencial son Brasil, Chile, Costa Rica, México y Uruguay. Las fórmulas empleadas y varios mitos derribados en su camino al liderazgo sentarían las bases para fortalecer iniciativas similares en la región.
Uruguay planea tener 50 por ciento de su energía primaria a partir de renovables en 2030; México trabaja por el 33 por ciento de energía limpia para 2018 y Chile se propuso alimentar su matriz eléctrica con 20 por ciento de energías renovables no convencionales (ERNC) en 2025.
Costa Rica quiere llegar a 2021 con 100 por ciento de su energía renovable, y Brasil, con su Plan de Incentivo a las Fuentes Alternativas (2002), alcanzó en 2013 más de 2.200 MW de capacidad instalada de centrales eólicas. Espera sumar otros 7.000 MW hacia 2016.
En todos estos casos, los analistas predicen que las metas se cumplirán antes de lo presupuestado.
Brasil alcanzó casi 80 por ciento de su matriz eléctrica con renovables en 2013 —principalmente hidroeléctrica— y ya es líder continental en generación eólica.
En Costa Rica, más del 90 por ciento de la energía eléctrica se produce con fuentes hidroeléctrica, eólica, geotérmica, solar y de biomasa. “El sector privado anhela aumentar su aporte a la producción eléctrica del actual 15 por ciento del total generado, a por lo menos 25 por ciento, mediante una nueva ley”, dice a SciDev.Net Antonio Monge Santonastasio, presidente de la Fundación Energías Renovables, de ese país.
En Chile, donde las ERNC ya representan 11,17 por ciento de la matriz eléctrica, se estima que el 20 por ciento se superará con holgura. “No sería difícil llegar a 2025 con 25 o 30 por ciento de ERNC”, dice Roberto Román, consultor en energías renovables y académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Matemáticas de la Universidad de Chile.
Una de las razones, argumenta, es que “los precios de instalación de renovables han bajado muchísimo en los últimos tres a cuatro años”. En Chile esto permitió que, sin necesidad de subsidios, en 2014 el 30 por ciento de las licitaciones de suministro energético se las adjudicaran empresas generadoras de ERNC.
“Se ha derribado el gran mito del mayor costo de las renovables y también el que por cada megawatt de ERNC se necesita 1 MW de respaldo de energía convencional [para evitar los problemas de intermitencia de fuentes como viento y sol]”, señala Román.
Uruguay es una prueba de ello. Gracias a una transformación estructural de su sector eléctrico, actualmente hasta 40 por ciento de la energía que consume proviene de fuentes eólicas.
Un innovador mecanismo de despacho de electricidad, donde las centrales hidráulicas alimentan la red solo cuando las fuentes eólicas no satisfacen la demanda, ha permitido estabilizar el sistema eléctrico y bajar el costo de generación del país en 40 por ciento, explica a SciDev.Net Ramón Méndez, ex director Nacional de Energía de Uruguay, y artífice de su política energética.
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