• Asignatura: Castellano
  • Autor: abruudmp
  • hace 9 años

¿Alguien me puede ayudar?
Buscar una leyenda, una fábula y un cuento tradicional. Contar su argumento (de que se trata), justificar a qué género narrativo corresponde (Fábula, leyenda, cuento tradicional, etc.), describir a sus personajes y amar la estructura narrativa de c/u.
¡Lo más rápido que puedan por favor!

Respuestas

Respuesta dada por: Reiina12
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En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga. 
-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga. 
Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre. 
-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo. 
-¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre. 
-Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera. 
La liebre, muy divertida, aceptó. 
Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos. 
Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura! 
Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar. 
Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha. 
Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida. 
Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera. 
Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También de esto debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos.

 Si hablan dos personajes, puedes caracterizar a cada uno de ellos. A este recurso se le llama sermocinatio.

Puedes describir el carácter, las acciones o las costumbres de un personaje. Observa cómo se describe a la perrita faldera en esta fábula de Esopo:

Un granjero fue un día a sus establos a revisar sus bestias de carga: entre ellas se encontraba su asno favorito, el cual siempre estaba bien alimentado y era quien cargaba a su amo. Junto con el granjero venía también su perrita faldera, la cual bailaba a su alrededor, lamía su mano y saltaba alegremente lo mejor que podía. El granjero revisó su bolso y dio a su perrita un delicioso bocado, y se sentó a dar órdenes a sus empleados. La perrita entonces saltó al regazo de su amo y se quedó ahí, parpadeando los ojos mientras el amo le acariciaba las orejas. 
El asno, celoso de ver aquello, se soltó de su jáquima y comenzó a pararse en dos patas tratando de imitar el baile de la perrita. El amo no podía aguantar la risa, y el asno, arrimándose a él, puso sus patas sobre los hombros del granjero, intentando subirse a su regazo. Los empleados del granjero corrieron inmediatamente con palos y horcas, enseñándole al asno que las toscas actuaciones no son cosa de broma. 
Los celos pueden ser muy dañinos.

A este recurso se le llama etopeya.

Puedes atribuir a los animales, plantas u objetos acciones y cualidades propias del hombre. Las acciones o cualidades deben ir conforme al carácter que le vayamos a dar al personaje, siendo siempre el lenguaje que uses claro y conciso. Observa esta fábula a las ranas pidiendo rey:

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey. 
Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. 
Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie. Dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. 
Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. 
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión. 
Al elegir gobernante, es mejor uno sencillo y honesto, en vez de emprendedor pero malvado o corrupto.

A este recurso se le llama prosopopeya.

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